El GNK Dinamo Zagreb-Sevilla FC, correspondiente al Grupo H de la vigente fase de la Liga de Campeones, es un encuentro decisivo para saber si el grupo que adiestra Jorge Sampaoli confirma su buen arranque europeo en este ilusionante curso 16/17. Asentado en el fortín nervionense y habiendo firmado un más que meritorio empate sin goles en Turín ante la todopoderosa Juventus, la cita de este martes en Croacia se antoja crucial para encarrilar uno de los retos relevantes de la entidad en el presente curso, establecerse en el elegido grupo que forma la aristocracia futbolística continental. Palabras mayores. Hacerse habitual en la élite de los mejores, pasa por dar un golpe en Zagreb de manera firme y decidida. Y dar otro en Nervión. De ahí la importancia del encuentro, inicio del buen papel que se anhela hacer.
El cántaro del favoritismo se rompe si no se camina con carácter, actitud e intensidad
En teoría el Dinamo es el rival más asequible del grupo. No suma ningún punto en sus dos primeros partidos, perdió fuera ante el Olympique de Lyon (3-0) y en casa frente a la Juventus (0-4), citas en las que sus rivales le superaron con claridad. No ha estrenado su casillero de goles a favor y lleva siete en contra. Eso lo hace si cabe aún más peligroso. Su choque ante los sevillistas es el clavo ardiendo al que se agarran los croatas para mantener opciones de un tercer puesto y seguir compitiendo en Europa. En el fútbol abundan los apriorismos, sumando de antemano los seis puntos ante el Dinamo, pero el cántaro del favoritismo de romperá en el trayecto si el Sevilla no ofrece su sello de campeón europeo, cultivando intensidad, sin olvidar la velocidad, y mostrando carácter, sin olvidar la actitud y la humildad.