1-1 (4-1): LAS SIETE MARAVILLAS DE EUROPA

Que no. Que no era imposible. Que esas cábalas que empezaron a aparecer desde el milagro ante el Manchester United no eran fruto de una afición loca de remate. El Sevilla FC, si se lo propone, lo consigue una y otra vez. Siete si hace falta. Ni el United, ni la Juventus, ni la Roma para tumbar el rey absoluto de la UEFA Europa League, que en una temporada con mucho por corregir, le da la plaza para seguir entre los más grandes la campaña que viene, en la UEFA Champions League. El partido otra vez puso las cosas muy en contra, el renacido Dybala puso a la Roma por delante, pero pobre del que quiera tumbar a este Sevilla. Aunque sea con un gol en propia meta de Mancini, que deparó una prórroga de infarto y unos penaltis, otra vez, de puro éxtasis. Bono hizo lo suyo y Montiel repitió como héroe para permitir que Jesús Navas la vuelva a levantar.

El partido comenzó con el guion tantas veces repetido de que la Roma buscaría que pasase lo menos posible, manteniéndose firme en defensa e intentando buscar cualquier transición rápida para golpear. Solo lo primero se cumplió en esos minutos de tanteo, en los que apenas hubo un saque de esquina para cada equipo como acciones ofensivas que llevarse a la boca. Y aunque Spinazzola probó por primera vez a Bono justo antes del cuarto de hora, la dinámica no tenía visos de cambiar demasiado. Los de Mendilibar intentaban crear juego por las bandas o con balones aéreos a En-Nesyri, aunque el marroquí estaba siempre demasiado encimado o falto de acompañamiento como para continuar la jugada. Cumplida ya la media hora de encuentro, el VAR revisó un posible penalti de Gudelj sobre Abrahams en un despeje. Sin embargo, el criterio de Anthony Taylor era el correcto y el serbio sacó el balón de forma limpia.

Dybala abrió el marcador para volver a indicarle al Sevilla el camino de la épica

A diez para el descanso sí que se iba a cumplir otra de las premisas del guion romanista, el de aprovechar alguna de las pocas que se le presentan. Balón dividido en la medular que fue muy protestado por el equipo sevillista, Rakitic pierde el equilibrio y Mancini, de cara, pone un balón interior perfecto para Dybala, que hace lo que mejor sabe y la cruza imposible para Bono. Escenario ideal para los italianos y de extrema dificultad para el Sevilla, que pasó a ocupar casi todo el campo ante una Roma atrincherada. Siete minutos alargó el colegiado tras una accidentada primera mitad, en la que el equipo nervionense quizás abusó demasiado de los centros laterales, siempre desactivados por la corpulenta zaga rival. De hecho, en el último del añadido, la más clara para el empate la tuvo Rakitic desde la frontal, con un disparo seco abajo que se estrelló en el palo derecho de Rui Patricio.

Como en Catar, Bono y Montiel fueron héroes para darle la séptima al equipo

La Roma no iba a cambiar su idea y siguió dejando terreno a su rival para que se acercara y arriesgara. Por ello, Mendilibar no tardó en mover ficha y dio entrada a Lamela y Suso para generar fútbol por dentro, retirando a Óliver Torres y Bryan Gil. Y casi sin que diera tiempo a inquietar a Rui Patricio, en el diez de la reanudación, centro de Navas al área pequeña y autogol de Mancini en su intento de estorbar a En-Nesyri. Tablas a las primeras de cambio y nueva modificación de guion, con una Roma que volvió a enseñar las uñas. Ibañez la tuvo tras un barullo dentro del área mediado el segundo acto, pero el definitivo remate se marchó fuera. Poco después, Suso centraba y Ocampos enviaba su cabezazo demasiado alto. El partido se pudo decidir con una pena máxima de Ibañez sobre Ocampos, pero tras señalarla, Taylor se desdijo a instancias del VAR. También protestó Mourinho una mano de Fernando dentro del área que el colegiado dictaminó como involuntaria. Justo después, Bellloti la tuvo mano a mano con Bono en una acción de estrategia, pero fue el Sevilla el que más lo intentó, sin la necesaria fortuna, antes de la prórroga.

El añadido fue un catálogo de virtudes de la Roma de Mourinho, que intentó llevarse el gato al agua ejecutando un plan que conoce a la perfección. Sin ningún tipo de prisa y con continuas interrupciones del juego, llegaron al añadido del añadido con dos faltas peligrosísimas y un saque de esquina que a punto estuvieron de acabar con el partido. Incluso la tuvieron con un tiro al larguero, pero un Sevilla desfondado -Gudelj y Fernando tuvieron que salir sobre la hora- alcanzó la tanda de penaltis para dejar que Bono también hiciera lo que mejor se le da. Tiros ajustados de Ocampos, Cristante y Lamela abrieron la tanda, hasta que el internacional marroquí dejó a Mancini sin su gol para desequilibrar la balanza. Rakitic no falló ese tanto que se considera clave en las tandas, el de los dos goles de ventaja, para que el tiro de Ibañez al poste lo dejase a punto de caramelo. La historia estaba escrita y Montiel podía volver a ser héroe como en Catar. Falló, pero la posición adelantada de Rui Patricio mandó repetir el tiro... Y aquí -o allí en la Puerta de Jerez- estamos otra vez. ¡HEPTACAMPEONES!