Era difícil pronosticar un guión así para un partido tan importante. El Sevilla FC dio un paso de gigante hacia la Liga de Campeones en un duro encuentro ante un correoso Eibar. El nombre propio fue Ocampos, que marcó el único gol del partido antes de la hora de partido y atajó en el descuento la más clara de los visitantes, en las botas del guardameta Dmitrovic. No, no es un error. La inoportuna lesión de Vaclík deparó una última jugada no apta para cardíacos, pero con final feliz para los de Lopetegui.
Tras un día con temperaturas por encima de los 40 grados, la noche dio algo de tregua pero lógicamente no la suficiente. El Sevilla notó la exigencia en los primeros minutos y le costó imponerse a un Eibar que optó por una presión muy alta desde el inicio pero sin finalización, más allá de una acción aislada que acabó en los guantes de Vaclík. Inui volvió a intentarlo cerca de la media hora, esta vez en una acción más elaborada que acertó a enviar a córner con reflejos Sergi Gómez.
El Eibar supo gestionar bien el inicio del partido y desactivó al Sevilla
Pasada la pausa de hidratación cambiaron las tornas y el Sevilla hizo el ruido que no pudo hacer hasta entonces. A cuatro para el descanso la tuvo Ocampos, tras un robo con mucha fe que le permitió plantarse en el área vasca pero sin opción de remate. En el córner que generó esa misma acción llegaba la polémica, por unas clarísimas manos de Burgos que ni tan siquiera entró a revisar el VAR. Aún hubo tiempo para un mano a mano de Ocampos ante Dmitrovic, aunque el argentino no consiguió darle la comba necesaria y el balón salió de fondo.