Se acaba un año frenético en lo deportivo para el Sevilla FC. Un 2016 de noticias eminentemente positivas y que ha servido para que, tras volver a sentirse importante al calor de la Europa League, el equipo se establezca definitivamente entre los grandes del continente. Superado definitivamente el escalón de esa Copa de la UEFA que está cinco veces representada en el palmarés nervionense, el año se ha cerrado con la vuelta a los octavos de la Champions League.
Ya desde enero, el equipo comenzó a hacer eso que últimamente se ha convertido en una auténtica seña de identidad, pasar eliminatorias ya sea de Copa del Rey o en este caso de UEL. La vuelta a la segunda competición continental se había logrado de forma épica, ante la Juventus en la despedida del grupo Champions, lo que unido a que se trataba del posible quinto cetro europeo, hizo volver a tomarse el reto con la mayor ilusión.
El año comenzó al ritmo de eliminatorias superadas en Copa y Europa League
Molde y Basilea cayeron sin demasiados apuros, pero la clasificación en la tanda de penaltis ante el Athletic Club en cuartos, hizo pensar que algo grande podría volver a estar por llegar. Y tras superar al Shakthar Donetsk en semifinales, tocó regresar a Basilea para medirse al otro gran exponente del torneo en cuanto a títulos. Un Liverpool FC que arrasó en cuanto a número en las gradas, pero que quedó silenciado por esa esquinita de sevillistas que empujaron a su equipo a lograr la quinta.
No era más que la primera de las dos finales en cuatro días, pues los hombres de Unai Emery también habían superado todos los escollos en la Copa del Rey. Tras estrenar el año pasando por encima del eterno rival en octavos, Mirandés y Celta de Vigo dieron el acceso a la gran final en el Vicente Calderón. Pese al sobreesfuerzo unas horas antes, el equipo aguantó casi hasta el final, pero acabó cayendo por 2-0 ante el FC Barcelona. Una vez más, mención especial para la afición, que vivió el día como una fiesta y que dejó en segundo plano, con sus cánticos, la entrega del trofeo al campeón.