“¡Tenemos que partirnos el alma en cada partido que queda!”. La frase es de Jesús Navas, ese singular líder espiritual -in péctore- que concita todas las virtudes sevillistas que ahora son necesarias en el tramo decisivo de LaLiga y reúne además todos los récords que un futbolista nervionense puede atesorar. A su manera, con el ejemplo en el césped, llama a los suyos a arrebato -como el autor del himno- y, con toda la humildad de la que es capaz, pide casta, coraje, vergüenza futbolística; en suma, el compromiso para poder mirar a los ojos al sevillismo.
La dinámica liguera tiene que cambiar en el Ciutat de Valencia ante el Levante UD y hay que sacar el gen ganador; es el único escenario que los de Montella han de visionar con toda la mentalidad positiva. Es la primera de las cinco finales que aclaran el futuro, con todo el respeto a un rival que acaricia la permanencia.
Navas indicó a los suyos la senda de la verdad futbolística: “¡Tenemos que partirnos el alma en cada partido que queda!”
La previa del partido de este viernes no tiene otros condicionantes ni, incluso, sirven como referencia unas u otras estadísticas. Este Levante UD-Sevilla FC es la cuenta nueva del borrón anterior que supone pelear el ilusionante reto de 15 puntos de 15 por jugarse, algo que está al alcance del equipo sevillista, que contará -entre cita y cita- con el presupuesto de centrarse solamente en la liga. La cual es el futuro y, por tanto, clave en el devenir de mayo. Un mayo que aguarda, tras el duelo de Valencia, con tres encuentros en el Sánchez-Pizjuán al calor de los suyos y el derbi en Heliópolis.