Llegó hace justo siete meses con ilusión y las ideas muy claras y este período de trabajo está demostrando que el Sevilla FC no se equivocaba al apostar por él para este nuevo proyecto. Pablo Machín ha caído de pie en Nervión, y aunque es consciente de que en su trabajo, cualquier mala racha puede hacer que todo cambie de la noche a la mañana, sin duda su carta de presentación como jefe del cuerpo técnico sevillista no ha podido ser más atractiva. En su rueda de prensa de presentación, Machín aseguró que no venía aquí a ganar cada partido porque sabía que eso era imposible, pero sí a intentar hacer el mejor trabajo posible que le llevara a lograr el mayor número de triunfos seguidos.
Con la temporada de su debut alcanzando casi el ecuador, la tercera posición del equipo, la clasificación como primero de grupo para los dieciseisavos de la Europa League y la continuidad en la Copa del Rey, dicen al menos que la teoría del soriano se está viendo reflejada en la realidad de su plantel. Y es que pese a ser un entrenador joven, es también metódico y se ha trabajado con creces absolutamente todo lo que le ha dado el fútbol. Esa dedicación le dio la oportunidad, tras salir de su Soria natal, en un Girona abocado al regreso a Segunda B, pero que encontró en Machín su pasaporte hacia la élite para acabar asentándose en la máxima categoría.
Llegó el pasado 30 de mayo prometiendo trabajo para conseguir el mayor número de victorias seguidas para meter al equipo arriba en la tabla
Con su revolucionario sistema de juego, que hoy en día es mucho más común de lo que resultaba hace unos años, Pablo Machín llegó al Ramón Sánchez-Pizjuán obligado a competir casi sin pretemporada y encontrándose con partidos cada jueves y domingo desde el principio, algo con los que apenas si había tenido que lidiar hasta entonces en su carrera. Con una plantilla aún por hacer, consiguió el objetivo de meter al equipo en la fase de grupos de la UEFA Europa League y el comienzo liguero no pudo ser más ilusionante, con una goleada en Vallecas para meter al equipo arriba en la tabla desde el minuto uno.
Sus dos puntos clave están siendo la fortaleza defensiva y sobre todo la fiabilidad como local, rasgo común de todas las temporadas exitosas
En total, al cierre de 2018 acumula nada menos que 32 encuentros, en los que ha conseguido dos principales hitos. Por un lado el de la seguridad defensiva, pues en LaLiga se acumulan ya seis porterías a cero, así como la fortaleza en el Ramón Sánchez-Pizjuán, rasgo común de todas las temporadas en las que el equipo ha logrado grandes objetivos en la última época. De hecho, el año se cerró con la victoria frente al Girona FC, la última de una serie de diez consecutivas entre Liga, Europa League y Copa del Rey que comenzó precisamente con el debut en la fase de grupos de la UEL y tras un breve traspié liguero en casa. Y es que Machín se atragantó con un empate ante el Villarreal y una derrota frente al Getafe antes de que llegaran esos diez triunfos seguidos en Nervión.
El equipo es tercero en la clasificación y depende de sí mismo para regalarse el Día de Reyes la vuelta al segundo escalón ante el Atlético de Madrid. Una misión nada sencilla pero que, seguro, Pablo Machín hará posible a los ojos de sus jugadores en este intenso arranque de un 2019 tan ilusionante como esperaba el propio técnico a su llegada. Un soriano que, tras tomar galones en Gerona, ha tomado con fuerza el timón de un Sevilla FC al que quiere llevar a buen puerto.