Se habla de mayo como el mes de las efemérides en sevillista, pero lo cierto es que junio también ofrece oportunidades para mirar al pasado con una sonrisa. Hace hoy exactamente una década, el Sevilla FC alzaba al cielo de Madrid su cuarta Copa del Rey. Fue en el Santiago Bernabéu, ante el Getafe y con un gol de Kanouté.
Fue una temporada gloriosa, que comenzó con el título de la Supercopa de Europa en Mónaco y en la que también se logró la UEFA de Glasgow y la tercera plaza en LaLiga. No fue un triunfo fácil ante los azulones, pero lo que perdurará de aquel gran día, más allá del título, fue la demostración de sevillismo que conquistó Madrid. Después de finales en Eindhoven, Glasgow y Mónaco, el sevillismo se encontró con un título en juego en Madrid.
No era tan necesario agudizar el ingenio ni rascarse el bolsillo para ver al equipo levantar un trofeo. Mucho menos aún para ser partícipes, aunque fuera en los aledaños, de un día tan especial. De este modo, familias enteras llegaron a la capital de España por aire, por carretera y en AVE, para disfrutar de un día irrepetible, por mucho que la historia se encargara de dar nuevas oportunidades.
Todo salió a pedir de boca y unos 80.000 sevillistas vistieron Madrid de blanco y rojo. Ni tan siquiera ahí quedó la cosa, pues menos de 24 horas después había una cita ineludible en Nervión. Hubo que volver a casa a tiempo para animar al Sevilla Atlético, que no falló y logró su segundo ascenso a Segunda División derrotando al Burgos en la última eliminatoria. En un fin de semana sencillamente espectacular, dos autobuses descapotables acabaron celebrando un fin de temporada inolvidable por las calles de Sevilla.