Francisco Sanjosé García (Sevilla, 12-11-1952) es el sello de la casta y la lealtad, un racial lateral en el universo sevillista. En su único equipo encarnó la bravura durante 16 temporadas y 373 partidos oficiales. Fue el que más derbis ganó (15 de 20), y sus goles (20) llevan la firma de un Roberto Carlos hispalense. Su lealtad no tuvo medias tintas y su nombre -ya legendario- está cincelado en los anales nervionenses. Fue titular con todos sus entrenadores y a su bravura unió una nobleza admirada por propios y extraños. Llegó a ser internacional olímpico en Montreal 76, aunque nunca le llegó la opción con la absoluta por una inoportuna lesión. No le hizo falta. Con su pundonor y dedicación se ganó el respeto y el reconocimiento del Sevillismo.
Llegó junto a Pablo Blanco al Sevilla, lo cedieron dos temporadas al Alcalá y directamente al Sevilla de Merkel sin pasar por el filial. Debutó de extremo con 17 años (1970) en Copa. Tras lesionarse Manolín Bueno, en un partido contra el Barça debutó en Primera. El alemán Merkel lo puso en órbita con unos entrenos espectaculares de mañana y tarde, fue un adelantado a su tiempo. Curro jugó con Merkel, Georgiadis, Buckingham, Arza, Artigas, Santos Bedoya, Happel, Olsen, Carriega, Miguel Muñoz y Manolo Cardo con el que más disfrutó.
Lateral por casualidad
Sanjosé cuenta que cuando Hita se lesionó, Santos le dijo que tenía que jugar de lateral. Y él se negó: “Pues verás lo que haces, o juegas de lateral o no juegas en el Sevilla”. Entonces, Lora, su gran amigo y otros muchos, le aconsejaron que “interesaba jugar dónde fuera y si te han dicho que tiene cualidades de lateral… juega de lateral”. Bendita la hora de reaccionar a tiempo. Era rápido, iba bien por arriba, le pegaba fuerte al balón y todos lo veían de carrilero. Tras jugar en Tarragona, debutó con Santos en casa ante el Betis ganando 2-1 en un gran partido. La prensa lo recogió, el nuevo lateral izquierdo, y a partir de ahí todo fue asentarse y crecer. Era fuerte, tenía fama de leñero pero no lo era, no entraba a la pierna sino al balón. No lesionó a nadie de gravedad. Con Dani del Athletic Club saltaban chispas. Era valiente y chocaban los dos. Pero fuera del campo se llevaban muy bien y eran amigos.
7º jugador de la historia
Con 373 partidos oficiales es el 7º jugador del Sevilla en la historia. Un orgullo añadido siendo de la cantera. Técnicamente no era mal futbolista y era rápido, así fue internacional juvenil con Santamaría. Lo compararon con Roberto Carlos por su gran pegada al balón y subir la banda. De sus 20 goles, tres son muy recordados: A Miguel Reina, padre de Pepe, le hizo dos goles de categoría, uno en el Barça, 3-1 en casa, eliminándolo de la Copa; y el otro con el Atlético en el Calderón. Parecido al del Betis por la escuadra a Esnaola que supuso el triunfo por 1-0, casi desde el banquillo visitante. Fueron los mejores y a porteros buenos. De sus 15 derbis ganados de 20 jugados supera a Pablo Blanco y Álvarez que jugaron 22 pero ganaron menos.
Cara y cruz, ascenso y no ir al Mundial
Su momento más feliz, el ascenso a Primera, después de tres años malos. Curro se mereció la internacionalidad absoluta en Argentina 78 pero no tuvo suerte. Fue a Montreal 76, con Pulido y otros buenos futbolistas. Ante la Real se partió el brazo. Meses de escayola y placa. Luego, en los últimos minutos de Liga en Bilbao, ya recuperado, en una falta en contra estaba en la barrera, con tan mala suerte que el balón me da en el mismo brazo y se lo vuelve a partir. El Mundial empezaba en dos meses y Kubala tenía en mente llevarlo porque Camacho estaba lesionado de gravedad y no había lateral. Fue De la Cruz. Hubiera sido por edad y gran estado de forma un gran momento para ser mundialista.
Con casi 34 años recibió el último homenaje que dio el club, (salvo el más reciente a Kanouté) por su lealtad a un escudo; no quiso ir a ningún otro sitio. Se retiró y dejó de estar vinculado a otra faceta del fútbol al tener su vida resuelta. La fidelidad y nobleza de Curro Sanjosé fue algo muy loable, más aún cuando a otros no les interesaba seguir entonces por el derecho de retención de los clubes. Fue siempre fiel a su club. Lealtad y casta a toda prueba le granjearon con todo merecimiento -en noviembre de 2015- el VIII Dorsal de Leyenda del Sevilla FC.