Crónica
UEFA EUROPA LEAGUE: MIDDLESBROUGH-SEVILLA (0-4)
La gloria prohibida durante casi seis décadas ya está aquí... El Sevilla FC se corona campeón tras derrotar con autoridad a un Middelbrough correoso que apretó en la segunda mitad jugando hasta con cuatro delanteros para acabar siendo goleado
Felicidad suprema en el Philips Stadium. No le temblaron las piernas a los sevillistas. No, esta vez, como a lo largo de toda la temporada, no. No renunció a su filosofía Juande. No cambió de imagen un equipo que se ha convertido en una locomotora que avanza a toda máquina, compenetrado y con una lógica casi matemática, realmente aplastante. Aplastó el Sevilla a un Middlesbrough que nunca fue rival. Le enseñó cómo se toca el balón, cómo se juega a este precioso deporte que en su día inventaron ellos mismos, los ingleses. La superioridad la plasmó en todo y también en el marcador, de forma abultada, como muchas veces no hace.
Primero Luis Fabiano con un tremendo testarazo a pase lejano desde la derecha de Daniel, partidazo el suyo. Después, ya en el tramo final del choque, Maresca por dos veces y finalmente Kanouté. Ya era hora. 58 años, 58 malditos años sin que cientos de miles de aficionados se llevaran nada a la boca. No había forma más contundente y bella de acabar con tan infame sequía. Va por ellos, por todos ellos que se quedaron en el camino, por todos ellos que nunca dijeron no al Sevilla. Ahí está, la recompensa.
Juande sorprendía prescindiendo de Kanouté y jugándosela con un Luis Fabiano que resultó decisivo
La final se planteaba con varias incógnitas. Más que varias, una, quién iba a ser el acompañante de Javier Saviola en la dupla atacante, puesto que el resto del equipo titular estaba ya más que cantado. Palop en la puerta. Los laterales para Daniel y David. Javi Navarro y Escudé en el centro de la zaga. En la medular Martí y Maresca. Los costados para Jesús Navas y Adriano. Y, por último, arriba Javier Saviola con Luis Fabiano. Una vez más Juande optaba por la valentía. No veía a Kanouté para jugar noventa minutos y no dudó un instante en dejarle en el banco.
Ese era el ambiente de un encuentro que se iba a desarrollar en un marco verdaderamente excepcional. Más de diez mil aficionados sevillistas no paraban de jalear a los suyos en los prolegómenos del choque. Había ganas de final. Normal, evidentemente, después de 44 años viéndolas venir. Tenía que ser la noche, pero delante había un rival de entidad que, más allá del resultado final, no lo iba a poner fácil. El Milddlesbrough presentaba sus mejores cartas, con una delantera formada por Viduka y el viejo conocido de la liga española Hasselbaink. Finalmente jugaba su portero titular, que fue duda a lo largo de toda la semana, Schwarzer, titular de la selección australiana. A esto únanle caras familiares como la de Fabio Rochemback o la velocidad y verticalidad de los dos jóvenes extremos, Morrison y Downing, éste último seleccionado por Ericsson en la lista previa al Mundial.
El Sevilla comenzó muy pronto mandando y generando ocasiones
Se podía decir que la cosa estaba al cincuenta por ciento. Por lo pronto, en los primeros compases la parte de la grada nervionense le ganaba la partida a la británica, bastante apagada en el inicio. Pero el público, aunque muchas veces brinde una mano, no es el que juega a la pelota. El Sevilla empezó con ganas. Daniel en el minuto 2 ya se había sacado un excelente disparo desde fuera del área que se fue a poco más de un metro del palo derecho del meta de los ingleses. Los hispalenses se hicieron claramente con el control. Sin duda, querían y, en principio conseguían, imponer su estilo.
No obstante, el Boro tampoco se andaba por las ramas y en el minuto cinco ponía en serios aprietos a Andrés Palop mediante un lanzamiento de falta cercano al área. El valenciano despejó y Adriano mandó a las nubes un rechace que podía haber sido fatídico. El partido tenía ritmo e inmediatamente después Adriano se colaba por la izquierda hasta la cocina, metiendo un pase de la muerte con cicuta incluida, que fue desviado en el último momento por Riggot, cuando Luis Fabiano iba a rematar a placer. Acto seguido Saviola dispuso de un buen balón, rozando el área chica, que acabó esfumándose. Dos muy buenas oportunidades que desde luego en una final no se pueden malgastar.
Los nervionenses, fieles a su estilo: fútbol de toque, ante un rival que jugaba a base de espasmos
En cualquier caso, el Sevilla era el que dominaba. Como adelantó Juande el martes, los nervionenses iban a ser fieles a su estilo. Y lo eran. Fútbol de toque, ante un rival que jugaba a base de espasmos, buscando siempre el juego directo. El Boro contenía bien a los nervionenses y las ocasiones había que buscarlas con lupa. Y así lo hizo Daniel en el minuto 25. Centro medido desde la derecha, lejos del área, al punto de penalti, allí estaba Luis Fabiano, ese brasileño que parece que nunca acaba de cuajar. Hay opiniones para todos los gustos, pero la realidad es que enganchó el cuero con un espectacular testarazo que se coló sin que Schwarzer pudiera hacer nada por evitarlo.
Los de Juande ya se lo creían. Lo intentaban todo. Llegados a la media hora de juego Adriano rozaba la escuadra con un soberbio trallazo desde fuera del área. Con el gol, el Sevilla no se achicó. Ni mucho menos. Siguió apostando por su estilo, llegando fácil a base de buenas combinaciones, siempre llenas de sentido común, pero el marcador no se movería más hasta la reanudación.
Tras el descanso el Boro se jugó el todo por el todo, pero Palop sostuvo al equipo en sus peores momentos apretaba
La segunda mitad comenzó con cambios. Saviola dejó su sitio a Kanouté, mientras que Macarrone, el revulsivo de los de Riverside en las últimas eliminatorias UEFA, sustituyó a Morrison, un cambio netamente ofensivo. El Boro jugaba ahora con tres puntas e incluso tomaba la iniciativa. Pero el Sevilla seguía en su línea. En una peligrosísima contra, sin ni siquiera haberse cumplido los primeros cinco minutos de la reanudación, Adriano estaba a punto de marcar con una excelente rosca que se fue por muy poco.
Se ponía muy atractivo el juego y el Middelsbrough creaba su primera ocasión de gol. Con todo a favor Viduka tuvo que ver con indignación como Héroe Palop le sacaba un gol cantado. A continuación Navas montaba la contra y disparaba cruzado, respondiendo bien Schwarzer. El partido se convertía por momentos en un correcalles que no convenía a los andaluces. Aún así, a pesar de la locura, el Sevilla controlaba la situación, plantándose con frecuencia arriba. Era mejor y lo demostraba a cada instante.
El Middelsbrough apretaba, pero este Sevilla no es el de fatalismos pasados
Los minutos se esfumaban. Los de Juande enfriaban el encuentro. A los ingleses sólo les quedaba intentarlo a balón parado. Quizás por eso McClaren decidiera tirar la casa por la ventana a veinte minutos del final, sacando a otro delantero más, Ayegbeni, por un defensa. Se jugaba el todo por el todo. Juande también movía ficha, reforzando el mediocampo. Luis Fabiano dejaba su sitio a Renato. No era él, sino su compatriota Daniel, el que acariciaba el tanto en el 72, salvando con solvencia un gran Schwarzer. Ya con menos de quince para la hora era Viduka el que paralizaba los corazones de los seguidores sevillistas, con un tremendo disparo desde fuera del área que se fue fuera.
El Boro apretaba, pero este Sevilla no es el de fatalismos pasados. Tenía muy bien estudiado el guión y salía a la contra a una velocidad inusitada. En una de esas tenía que llegar. Arribó en las inmediaciones del minuto ochenta. Salida rapidísima de los de Juande, Navas la pone desde la derecha, remata Kanouté solo, para un inconmensurable Schwarzer, y Maresca manda el rechace al fondo de las mallas. Aún hay más. Otro Marescazo acto seguido, éste desde fuera del área, que el meta británico no puede ni ver y por último, turno para Kanouté, que se sumó a la fiesta haciendo bueno un balón muerto dentro del área.
Ya no corren fantasmas por Nervión, sólo realidades. Y la realidad es que 58 años después el Sevilla es campeón
Gloria, explosión de júbilo y punto y final a un encuentro de ensueño. Punto y final a una lección de cómo se debe y se tiene que jugar una final. Increíble Juande. Increíble esta máquina, esta bestia que suma ya ocho partidos seguidos ganando. Ya no, ya no corren fantasmas por Nervión, sólo realidades. Y la realidad es que 58 años después el Sevilla es campeón. ¡Campeones de la copa de la UEFA!. Y de qué forma, a lo grande. Un grande, eso es el Sevilla, un grande.
FICHA DEL ENCUENTRO
0. MIDDLESBROUGH FC: Schwarzer; Parnaby, Riggott, Southgate, Queudrue (min. 70), Morrison (min. 46), Rochemback, Boateng, Downing, Hasselbaink, Viduka (min. 86).
4. SEVILLA FC: Palop; Daniel Alves, Javi Navarro, Escudé, David,Navas, Martí, Maresca, Adriano (min. 86), Saviola (min. 46), Luis Fabiano (min. 72).
GOLES: 0-1, min. 25: Luis Fabiano. 0-2, min. 78: Maresca. 0-3, min. 84: Maresca. 0-4, min. 89: Kanouté.
ARBITRAJE: Herbert Fandel (Alemania). Amonestó por parte del Sevilla a Alves (min. 53), Escudé (min. 81) y Maresca (min. 86), y por el Middlesbrough a Rochemback (min. 83).
INCIDENCIAS:Final de la UEFA Europa League 2005/2006, disputada en el Phillips Stadion de Eindhoven el 10 de mayo de 2006 ante 40.000 espectadores.