Quique Sánchez Flores, técnico del Sevilla FC, analizaba así el final de temporada en el día de su despedida como entrenador blanquirrojo: "El periplo ha sido corto pero se ha hecho muy largo, con muchas emociones, sensaciones entrelazadas... Teníamos una idea clara de lo que necesitaba el equipo y luego había que ver cómo estaban los futbolistas y todo lo de alrededor. Había que poner fuerzas en todo; mental, táctico, etc. Teníamos que progresar en este vestuario".
"Tengo la sensación de deber cumplido y me importa también que la afición esté de acuerdo con su entrenador, que sea mutuo. No se puede separar una idea de entrenador a la de club o afición, es lo mismo, y en todo momento he sentido apoyo y crítica, pero para construir. Ahí es donde más respuestas encuentras. Siempre he tenido ánimo y me he encontrado gente que me ha abrazado para sacar al equipo adelante. Cogía las riendas de un club muy grande y a su vez con el sentimiento de muchas almas, eso es algo muy grande. Lo conseguimos finalmente", proseguía.
Sánchez Flores finalizaba diciendo que "me quedo con la experiencia de saber que era difícil y todo lo que había alrededor de los jugadores y el vestuario. Ese proceso de darle la vuelta, de convencerlos de llegar donde tú quieres".