Los Sevilla-Espanyol son un clásico de Primera División. Entre ambos clubes históricos han militado 151 temporadas en la máxima categoría, 80 los blanquiazules y 71 los blanquirojos, nueve menos, aunque los nervionenses marchan por delante en el cómputo general. Este miércoles de nuevo se ven las caras y el Sevilla espera rubricar con victoria un 2015 histórico por muchos motivos. Un encuentro ante los blanquiazules que es siempre difícil y disputado, pero con balance muy favorable a los sevillistas, salvo contadas excepciones. Dejando a un lado otras competiciones (la cima de la segunda UEFA y la decepción copera más reciente), los choques ligueros entre estos rivales, tanto históricamente como en los últimos años, han sido propicios para el Sevilla FC. A ello se le une la buena racha local (seis triunfos seguidos) que, de ganar, reforzaría el sello de Nervión como un fortín. Añadiría otro registro de Emery como sevillista, conseguir siete victorias consecutivas y 24 en total (otro más) en el año transcurrido.
La victoria supondría un nuevo registro de Emery, sumar 7 victorias seguidas en casa
Desde que Unai Emery es técnico sevillista sus partidos ante los catalanes en la Liga se cuentan por victorias: cinco. Las dos de Cornellá (1-3 y 1-2) y las tres de Nervión, cita que ahora nos ocupa (3-0, 4-1 y 3-2, ésta la más reciente en febrero de 2015). Aquel encuentro puede ser un reflejo de la dificultad siempre latente de ganar a los pericos que, con un perfil de conjunto aguerrido no exento de calidad, venden cara la derrota en cada pleito. La actitud debe ser de intensidad y ritmo sostenidos, no exento de acierto ante el gol, aspecto a mejorar. El balance visitante fuera de casa este año es menos que discreto, con seis derrotas (las cuatro últimas seguidas), aunque con dos victorias 2-3 y 1-3 en Anoeta y Villamarín, respectivamente, que les hace peligrosos. Además, este nuevo Espanyol es más ofensivo y ambicioso que el de Sergio.
El rival lleva en esta Liga cuatro derrotas seguidas fuera, pero ganó en Anoeta y Villamarín