El fortín debe ser el antídoto. El flamante semifinalista de la Copa del Rey afronta en la matinal dominical en su fortaleza del Sánchez-Pizjuán un nuevo reto competitivo ante un rival que se le ha atragantado de forma recalcitrante en los últimos cinco años. Incluso sólo perdió una vez en los nueve últimos choques ligueros. Cabe colegir que al Sevilla ya le toca ganar a los levantinos, pese a la motivación extra del colista que llega muy necesitado de puntos para agarrar a los más rezagados del pelotón liguero, acercándose a dos de la salvación, tras su última victoria en casa. El Levante baja enteros a domicilio, donde sólo ganó en el Molinón (0-3) y sumó dos empates, cosechando ocho derrotas -seis muy claras-. Sin embargo, en sus dos últimas visitas cayó sólo por la mínima, creándole problemas al Atlético (1-0) y al Celta (4-3), lo que refleja su evidente mejoría.
Cara y cruz: A una racha de 6 victorias sevillistas han seguido 3 tablas y una derrota
Contemplada esta circunstancia, que debe servir a los nervionenses para no bajar la guardia e incrementar su magnífica racha local, los de Emery tienen su hándicap en el propio Sevilla. El equipo debe huir de todo tipo de distracciones en un partido que requiere la mentalidad e intensidad de las mejores citas. El Levante debe ser el único oponente, el cual busca en cualquier estadio su tabla de salvación, estimulado además por sus buenos números en Nervión en la etapa más cercana. Si el Sevilla le había ganado bien en sus seis primeras visitas en Primera (con un balance claro de 20 goles a favor y sólo 4 en contra), en las cuatro últimas sufrió tres empates y una victoria inesperada hace justo dos años -enero de 2014- en la que los de Joaquín Caparrós entonces voltearon el pleito con un sorprendente 2-3 final a balón parado tras ir perdiendo gran parte del encuentro.
Los de Emery buscan la 10ª victoria en casa, a una (11) del registro de 2006