Gran expectación. Es la vuelta de unas semifinales de la Copa del Rey. El Sevilla la debe afrontar sin ambages, como si fuera la ida. El 4-0 no cuenta ahora. Los de Emery empezarían a abrir el resquicio al milagro céltico si se ponen a especular con la evidente ventaja acumulada. La misma sólo debe dar equilibrio y frialdad mental, así como ser la base sólida para fortalecer la confianza del grupo y refrendar un rol competitivo que evite el despertar celeste. Será clave la primera media hora de juego tanto para frenar las acometidas del RC Celta, que buscará un gol rápido para creer en la proeza, como no cometer desaplicaciones en forma de tarjetas y pérdidas de balón en zonas de presión local. Nunca la concentración máxima y la firmeza de todos van a ser tan vitales.
Unos registros inmaculados bien merecen redondear las cifras históricas de esta Copa
El Sevilla de esta edición copera ha firmado unos registros inmaculados que no son normales. Siendo reiteradamente conocidos por todos, el récord de siete victorias concluyentes, tres de ellas a domicilio -asignatura pendiente en la Liga-, con 20 goles a favor y ninguno en contra, bien merece el esfuerzo colectivo de recorrer una senda que tendría en sus números el carácter de hito histórico. Aunque con ser un dato significativo el camino andado en esta Copa del Rey, jugado en cada cita con los cinco sentidos, lo importante será mantener la imagen de conjunto fiable y firme, con oficio y hambre, líneas juntas en la pelea, aunque también mostrando humildad y un respeto enorme al adversario.