Fútbol es fútbol. El Barcelona es la excelencia futbolística, pero el Sevilla ha sabido ponérselo difícil en las dos citas de este curso. El reto es jugar con tus armas buscando sus lagunas, pelear en buena lid y sólo al final aceptar el resultado si en 90 minutos se ha dado todo lo que se tiene, con dignidad, carácter y arrojo. La referencia está en octubre pasado. Pocos pensaban en la victoria sevillista y a falta de 15 minutos el resultado era 2-0 (goles de Krohn-Dehli e Iborra); y sólo un cuestionable penalti permitió a Neymar acortar distancias. Messi no estuvo, pero sí los demás. Desde entonces el Barça en una vuelta completa no ha perdido en Liga (15 victorias y 3 empates; uno de ellos en casa 2-2 ante el Deportivo). El Sevilla ha mejorado sus prestaciones fuera, empató -con uno menos- en el Calderón y Balaídos, así como en Vallecas, donde el triunfo estuvo cerca. El espaldarazo de lograr su primera victoria a domicilio en terreno del líder sería de órdago y el ansiado punto de inflexión. Fútbol es fútbol.
El Sevilla quiere pelear el pleito y disfrutar del reto, sabiendo cómo abordarlo
Los de Emery tienen cercanas referencias de duelos competitivos ante los de Luis Enrique. Dos citas para el recuerdo. Sobre la bocina final, los azulgranas sudaron para hacer doblar la rodilla de los blancos en la Supercopa de Tiflis (5-4, en el descuento); evocador choque que demostró que la zaga local no es sólida; todo lo contrario, tiene lagunas. A ello se une la citada victoria liguera en Nervión. La cita de este domingo en terreno culé hay que pelearla y disfrutarla. Los nervionenses deben mostrar orden, concentración, presión, velocidad y audacia. Además de acierto. Eso no garantiza puntuar, no es condición suficiente, pero sí necesaria para esgrimir solidez y buena imagen ante un rival que no pierde desde hace 4 meses. Y fue en Sevilla.