Esta vez no pudo ser. Si la tanda de penaltis otras veces supuso tocar el cielo, como en la última Copa del Rey obtenida en Las Rozas, esta tarde ha tocado toparse con la otra cara de la moneda. El Sevilla FC ha caído desde el punto fatídico en la gran final de la Copa de Campeones Juvenil en Vera ante el Málaga CF, que pese a colarse como el mejor segundo de todos los grupos ha logrado llevarse el trofeo. Tras 90 minutos sin goles, Adriano adelantó a los sevillistas en el minuto 10 de la prórroga, pero nada más arrancar la segunda parte de la misma, Nesyri puso las tablas. En la tanda, los sevillistas no lograron anotar ninguno de sus tres lanzamientos.
Con Miguel Martín como única novedad tras perderse por sanción las semifinales, Agustín López volvió a confiar en el bloque que les había llevado a la final sin encajar goles ni prácticamente conceder ocasiones. Con dos equipos que se conocían tan bien sobre el césped, era difícil ver un partido abierto y el guión se cumplió. Más allá de algún que otro balón en profundidad, los porteros prácticamente no pasaron apuros. Con el colegiado algo quisquilloso con las tarjetas se llegó al descanso sin sobresaltos.