EN MEMORIA DEL ÍDOLO... Y DEL PADRE
Tal vez porque el año pasado no se pudo celebrar el Trofeo Antonio Puerta, quién sabe, lo cierto es que los momentos previos al encuentro que disputaron Sevilla FC y Boca Juniors fueron verdaderamente emocionantes. Ver a Aitor Puerta, vestido de sevillista, pisando el verde del Sánchez-Pizjuán, ése en el que su padre se elevó en leyenda y cayó desplomado hace ya más de nueve años, levantó a los más de veinte mil aficionados que asistían al campo. Aficionados sevillistas y argentinos, no había colores, sólo aplausos atronadores, aplausos que salían del corazón de una hinchada agradecida que no olvida la leyenda de ese canterano, ese chico de Nervión, que de un zurdazo dio rienda suelta a la mejor época de la historia del club de Nervión.
Aitor, flanqueado por los capitanes de Sevilla FC y Boca, Iborra y Carlos Tévez respectivamente, se dirigió hacia la línea el lado izquierdo del área de Gol Sur para depositar dos ramos de flores en memoria de su padre. De ahí, vuelta de nuevo a la divisoria, donde Aitor, con un zurdazo, cómo no, realizó el saque de honor ante el estallido de aplausos general. Fueron sin duda momentos intensos, de pelos de punta, con Nervión entregado a su mito caído.