El Osasuna-Sevilla FC que cierra la primera vuelta liguera es una cita decisiva. El Estadio del Sadar nunca fue un plato de buen gusto para los sevillistas, pero el momento requiere la máxima competitividad. El Sevilla sólo ganó dos veces en terreno navarro de sus 14 últimas visitas en Liga, con seis derrotas y seis empates, quedándose los hispalenses en la mayoría de los casos -simbólica y literalmente- helados entre el habitual frío reinante en esa latitud y los fracasos deportivos inesperados en las diferentes previas. Hay que evitar el tropiezo. No hay excusas. La ecuación deportiva contempla varios factores que deben ser determinantes. No basta obviar la diferencia de 30 puntos (39-9) entre ambos rivales, que indicaría que la lógica da favorito a los sevillistas. Es preciso además mantener el sello de rebeldía del equipo de Sampaoli para afrontar la cita como un duelo crucial para cerrar una primera vuelta histórica.
Hay que obviar la diferencia en la tabla (39-9) y pelear con humildad y toda la intensidad que demanda el momento
El nuevo duelo rojillo-blanquirrojo entre el actual colista y el segundo clasificado de LaLiga parece no tener color: los visitantes suman el mayor número de victorias ligueras (12) y los locales aún no han ganado en el Sadar; su único pleno se produjo fuera de casa (2-3) en Eibar. Si los nervionenses no pelean con humildad y despliegan toda la intensidad de la que son capaces, se puede volver a repetir un guión conocido en dicho estadio. Tan importante para seguir en todo lo alto es medirse con los grandes como hacerlo con brío y casta con los más débiles. También hay que soslayar que los pamploneses han logrado en casa tres puntos de 27 disputados; con empates ante Celta (0-0), Las Palmas (2-2) y Valencia (3-3), cayendo frente a la Real (0-2), Espanyol (1-2), Betis (1-2), Alavés (0-1), Atlético (0-3) y Barça (0-3). Un pobre bagaje ante el que, no obstante, está prohibido bajar la guardia.