Los cuartos de final de la Liga de Campeones tendrán que esperar. El Sevilla cayó en la emboscada que el Leicester le preparó en el King Power Stadium y fue superado sobre todo en la primera mitad por la brutal intensidad que imprimieron al juego los locales, que igualaron la eliminatoria antes del descanso. Tras encajar el primer gol, el conjunto nervionense se hizo dueño señor y mereció mejor suerte, pero el Leicester aprovechó en la reanudación una de las contadas ocasiones que tuvo para lograr uno de esos triunfos de manual que le hizo campeón de la Premier en la pasada campaña. El Sevilla dispuso de magníficas oportunidades, incluso falló un penalti –el segundo en el cruce-, pero no lució la pegada necesaria para eliminar a un rival que salió vivo, como en la ida, gracias a las enormes intervenciones de su portero, Schmeichel. Si el pase se definiera a los puntos, como en el boxeo, sería del Sevilla. Pero en el fútbol lo que realmente marca la diferencia es la efectividad de cara a puerta, lo que le faltó a los nervionenses, lo que le sobró al Leicester. Es difícil pasar a cuartos fallando dos penaltis en una competición como la Champions, no hay más.
El Leicester salió con una presión brutal que superó al Sevilla y le valió para igualar la eliminatoria. A partir de ahí, esperó su momento y se encomendó a las actuaciones salvadoras de Schmeichel
Aunque en la primera parte se vio superado hasta que el Leicester hizo el 1-0, el Sevilla dominó y generó numerosas ocasiones, pero como le ocurrió en la ida falló más de lo que se permite en la máxima competición continental. En el minuto 3, de hecho, Samir Nasri se puso de gol dentro del área, pero Schmeichel, como haría después con Sarabia, Vitolo, Correa o Nzonzi, le ganó la partida. Esa primera acción de peligro de los sevillistas, que podría haber resultado definitiva, fue un preludio de lo que ocurriría a lo largo de toda la noche.
La ocasión inicial de Nasri, no obstante, resultó ser un espejismo, porque en la primera media hora el Leicester fue un tormento con una presión descomunal que descompuso a los de Sampaoli. Todos los balones divididos se los llevaban los ingleses, que mordían y dificultaban la salida del Sevilla, provocando peligrosas pérdidas en las que el Leicester amenazaba seriamente a Sergio Rico. Jugar con tres centrales no era suficiente para sacudirse de la durísima presión local. El Sevilla, es cierto que sin sufrir oportunidades claras, jugaba demasiado cerca de su portería y en el minuto 27 se consumó lo que se veía venir. Mahrez la puso de lujo y cerradita, el balón no lo remata nadie y en el segundo palo Morgan, casi sin quererlo, remata con su rodilla e iguala la eliminatoria.