Ramón Sánchez-Pizjuán y Muñoz, quizás el presidente más carismático de la historia sevillista, nació en Sevilla el 21 de diciembre de 1900, y ocupó el máximo cargo en dos periodos distintos.
Al cumplir los 15 años entró a formar parte de los infantiles del Sevilla FC, jugando como guardameta. En la temporada 1917/18 pasa al segundo equipo, aunque llegó a participar muy poco.
A partir de 1918, hace una pausa en su colaboración con el Sevilla FC, cursa la carrera de Derecho, y en 1923, a la temprana edad de 23 años, el presidente Manuel Blasco Garzón lo nombra directivo con el cargo de secretario. Siguió en el mismo puesto con Juan Domínguez Osborne, Barón de Gracia Real.
Primer periodo, 16 de febrero de 1932 a 5 de diciembre de 1941
Cuando llegó a la Presidencia, demostró ser un presidente muy cualificado, carismático, recto, y con una personalidad aplastante.
Con el club en Segunda División, comienza a reforzar el equipo con la idea fija de ascender a la máxima categoría. Fichan por el Sevilla Fede, Segura, Silvosa y Torróntegui. Sin embargo, esa temporada, 1932/33, el Sevilla consigue una mala clasificación, y en la siguiente, siguen llegando refuerzos. Euskalduna, Pepe López, y Tache, entre otros se incorporan a la disciplina sevillista, y en la temporada 1933/34, el Sevilla FC se proclama campeón de Segunda División, y asciende por primera vez a Primera.
En la siguiente temporada siguen llegando refuerzos: Ayuela, Epelde, Palencia, y Viri. El Sevilla queda en quinto lugar y además se proclama campeón de la Copa Presidente de la República en 1935, ganando en la final que se disputa en Madrid al CE Sabadell.
En 1939 cosechará un nuevo triunfo de gran importancia: el Sevilla FC vence el Campeonato de España, ahora bajo la acepción de Copa del Generalísimo, tras derrotar al Racing de Ferrol. Era el segundo entorchado nacional que conseguía el club hispalense.
Sin embargo, en 1941, el régimen franquista decide nombrar a dedo a los presidentes de los clubes, y Sánchez-Pizjuán no entraba en sus planes. Javier Barroso, acoge a Sánchez-Pizjuán en el cargo de vicepresidente del organismo federativo, éste acepta, porque entiende que desde Madrid podía seguir ayudando al Sevilla FC.
Segundo periodo, 5 de mayo de 1948 a 28 de octubre de 1956
Habiendo relajado el régimen la designación a dedo de los presidentes de los clubes de fútbol, Sánchez-Pizjuán decide dar por terminada su estancia en Madrid y volver a Sevilla con el objeto de retomar la presidencia. Lo que no espera Sánchez-Pizjuán cuando vuelve a Sevilla, es que su brazo derecho, Antonio Sánchez Ramos, le dispute también la presidencia del Sevilla FC. Los principales poderes del club, aconsejan a Sánchez Ramos que se retire en su intento de optar a la presidencia y éste incluso acepta, pero enterado Sánchez-Pizjuán del deseo de Sánchez Ramos, se niega a tomar el mando de la nave sevillista, si antes no se celebran unas elecciones democráticas, para que la presidencia del Sevilla FC la ocupe el que los socios del Sevilla elijan. Celebradas estas, es elegido Sánchez-Pizjuán por mayoría absoluta.
En 1948, una vez terminado el campeonato de Liga, el Sevilla FC camina firme en la Copa con el propósito de proclamarse campeón, cosa que logra felizmente justo dos meses después de haber tomado posesión el nuevo presidente. De esta forma tres de los cuatro logros nacionales más importantes conseguidos por el Sevilla FC hasta el momento -las tres Copas de España- son conseguidas con Ramón Sánchez-Pizjuán como presidente.
Aunque la idea de la construcción de un nuevo estadio que sustituyera al vetusto campo de Nervión, ya se llevaba madurando desde hacía muchos años, fue en la década de los años 50 cuando se potenció la misma, y se hicieron los proyectos para la construcción del que en principio se pensaba denominar Grand Stadium y que al fallecer Ramón Sánchez-Pizjuán, se optó por el nombre por el actual, haciendo honor a uno de los más determinantes presidentes que ha tenido el Sevilla FC en toda su historia.
La madrugada del 28 de octubre de 1956, sorprendió la muerte a Sánchez-Pizjuán, el fin de semana que el equipo jugaba su partido correspondiente al Campeonato de liga en Las Palmas. El entierro fue multitudinario y muy sentido en la ciudad de Sevilla. Ramón de Carranza, a posteriori presidente del Sevilla FC y su sucesor, declaró: “Él quería construir para su Sevilla, un gran estadio. Sobre su cuerpo inerte, prometo que ese estadio se construirá. Ramón, vete tranquilo al cielo, que tus deseos serán cumplidos”.