Guillermo Moreno Ortega se caracterizó por poseer una enorme valentía al hacerse cargo de la presidencia del club en un momento en el que no se encontraban soluciones a la deteriorada economía que atravesaba el Sevilla FC. En su mandato, de casi dos años, expuso su patrimonio hasta el punto de que muchos aficionados asegurarían que se arruinó en pos de buscar una salida a la delicada situación del club. La construcción del nuevo estadio había dejado al club en una situación económica realmente paupérrima.
Accedió a la presidencia del Sevilla FC por aclamación, ya que no había otro candidato. Su directiva la conforman los vicepresidentes: Antonio García Carranza y Juan López Sánchez, completando dicha directiva con Leonardo Loscertales, Joaquín Piñar y Miura, Marcos Mantero, Francisco Adorna, José P. Del Pobil, Eugenio Benjumea, Fernando Navarro, Francisco García Carranza, José María Conde, Gonzalo Liñán y José Huesca.
Es un periodo en el que comienzan a aparecer los denominados oficiosamente los Ángeles de la guarda, sevillistas que se conjuran para poner discretamente a disposición del club su patrimonio, y hacer posible correr con los gastos necesarios para que la entidad no desapareciese.
Bajo su mandato se toma la decisión de traspasar a Pereda y Szalay al FC Barcelona, dos de los mejores jugadores del plantel sevillista, con la intención de sanear las cuentas. Por desgracia esta transacción debilitó deportivamente al Sevilla FC.
Puso en marcha otras secciones deportivas en el club, hasta el punto que el Sevilla acogió en su seno a todos los deportistas del CADU (Club Atlético Deportivo Universitario), contando así los blanquirrojos con equipos de balonmano, atletismo, baloncesto, rugby, hockey sobre patines o tenis de mesa entre otros. El empeño que se puso en ellos los llevó a altas cotas en las diferentes disciplinas, llegando el club a contar con numerosos campeones de España en sus modalidades.
Pero lo más importante del mandato de Guillermo Moreno fue sin duda llegar a la final del Campeonato de España de 1962, aunque el Sevilla FC tuvo que conformarse con el sub-campeonato al perder en la final ante el Real Madrid por 2-1. Como logro también destacable está también la consecución del ascenso del Sevilla Atlético Club a la división de plata por primera vez en su historia.
La presidencia de Guillermo Moreno duró hasta 1963, temporada en la cual comenzaba a notarse el resultado que daba el trabajo de cantera, distinguiéndose figuras emergentes como Oliveros, Gallego o Moya entre otros.
Le sucedió en la presidencia Juan López Sánchez.