Aunque quizás en la previa se habló más de otros nombres, esta era la noche de Jesús Navas y el palaciego no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Si en los prolegómenos se le reconocieron sus 400 partidos oficiales como sevillista, durante el choque fue ese futbolista incisivo que parece no haberse marchado nunca de Nervión. Además, el destino le tenía guardado la dulce sorpresa de convertirse en la pieza más decisiva del puzzle, con un golazo de centro chut a sólo siete para el final. Tercera victoria seguida para un Sevilla que, esta vez sí, fue superior a su rival de cabo a rabo y que se sigue asentando en la segunda posición de la tabla.
El equipo se contagió del ímpetu inicial de la grada y motivó un arranque de partido muy intenso. Los once arrancaron muy metidos, también en ataque pero sobre todo atrás, vigilando a los mediapuntas canarios y a un Calleri que siempre estuvo demasiado solo. Un cabezazo de Correa y un disparo demasiado cruzado de Mercado, ambos nada más empezar, daban a pensar que el Sevilla firmaría un partido de acoso y derribo, pero poco a poco los sevillistas fueron perdiendo llegada pese a que mantenían el dominio.
Arranque de partido muy intenso con ocasiones claras de Correa y Mercado, que dieron paso a una fase de menos acercamiento a las áreas
Con una presión muy adelantada, los de Berizzo firmaban un partido sin ni un solo pero en defensa, con Mercado y Escudero muy profundos y los dos centrales expeditivos y atentos siempre al corte. Sin embargo, antes de que se cerrara la primera mitad, la única finalización medianamente clara fue para los amarillos, con un cabezazo demasiado alto a la salida de un córner. Primer tiempo que lo dejaba todo para después del descanso y en el que el dominio sevillista no servía para ponerse por delante en el marcador.