Eduardo Berizzo comenzó su comparecencia tras ganar al Málaga quitándose protagonismo en este éxito: "Yo no tengo la razón porque ganemos. Tal vez la tenga porque el argumento para hacer cambios está basado en el análisis profesional de la plantilla. Hay muchas cosas que el entrenador puede hacer mal ganando y otras muchas hechas bien y se pierda. Cuando las decisiones tienen un fundamento lógico, no tienen que ir vinculadas al resultado del partido. La intensidad de los segundos tiempos se basa en gente fresca y resistente. La actuación de Pizarro, Krohn-Dehli, Franco Vázquez hasta que su físico le dejó... A veces en el resultado ha incidencias que tienen que ver con el juego y con origen en el cambio de un jugador fresco".
Era pregunta obligada la de las altas temperaturas: "A veces la mirada está puesta en los futbolistas, pero hoy los que menos riesgos han corrido son éstos. El espectador ha estado tres horas en un horno y sin estar entrenado como los jugadores. Han venido al campo con pasión pero soportando temperaturas muy altas. No hay que ser muy inteligente para saber que este partido se podría haber jugado a las ocho a las diez y que en otros campos de España se puede jugar a las cuatro de la tarde. Eso afecta también al juego, que no ha sido dinámico sino lento y previsible. El equipo no bajó la intensidad, pero pensando en la gente es totalmente contraproducente".
Toca parar, pero las sensaciones no pueden ser mejores: "Me parece que llegamos al parón lanzados hacia arriba, dando pasos adelante. Hay partidos que nos dan más cosas y otros menos, pero siempre vamos adelante. Necesito aún recuperar a jugadores y poner a tono a otros que no han tenido minutos. Quiero que en este parón lleguen al nivel de los demás con fútbol que generaremos entre nosotros o ante las categorías menores, para que a la vuelta les pueda decir que estamos todavía mejor. Confirmo todo lo bueno que ya pensaba de mis jugadores".