Se acabó la espera. Después de ganarse el pasaporte por derecho propio para estar entre los ocho mejores de Europa, al Sevilla FC le toca esta noche disfrutar esas mieles en su casa. No por el hecho de estar acostumbrado a compartir el rojo y el blanco con el azul de la Champions League, deja de ser especial que el corazón de Nervión vista su traje continental para una cita como esta. Y es que como hiciera la selección en 2008 en Austria y Suiza, el equipo sevillista se ha quitado una losa, que más o menos pesada, venía apremiando para dar el gran paso hacia delante también en la Copa de Europa.
No faltará nadie, por mucho que la misión no sea precisamente sencilla. Y es que el sevillismo no poblará esta noche las gradas sólo para disfrutar de algo que la gran mayoría no ha podido vivir. Todo el mundo es consciente de que si hay un favorito ese es el todopoderoso Bayern de Múnich. También se sabía ante el Manchester United o en finales como las de la Supercopa de Europa ante el FC Barcelona o de la Europa League ante el Liverpool. Sin embargo, una cosa son las predicciones y otra muy distinta la capacidad de no sentirse nunca inferior a nadie. Una cosa son las matemáticas y otra el ADN de un club forjado a base de imposibles.
Llega a Sevilla el gran dominador del fútbol alemán, no sólo en números europeos sino también locales
Un pentacampeón de Europa frente a otro, uno de Europa League y otro de Liga de Campeones, logradas entre los años setenta -tres de ellas- y el presente siglo, en el que ha conseguido alcanzar la final hasta en cuatro ocasiones. Y es que llega a Sevilla el gran dominador del fútbol alemán, no sólo en números europeos sino también locales, ya que el Bayern está apenas a una victoria de levantar su Bundesliga número 28. En resumidas cuentas, lo racional da pocas opciones, como tampoco las daba en la ronda anterior frente al club económicamente más poderoso del mundo.