LaLiga le echó un órdago al Sevilla FC este domingo enfrentándole al segundo de la clasificación. Un reto importantísimo nada más finalizar el partido en el que el líder, que comenzaba la jornada con cuatro puntos más que los de Machín, se dejaba tres puntos en su feudo. Oportunidad pintiparada para meterse aún más de lleno arriba, que sin embargo el césped parecía poner en contra. Un muy buen Espanyol, sin duda el mejor equipo que ha pasado hasta ahora por Nervión esta temporada, complicó mucho las cosas y se adelantó al borde del descanso. Cuando ya parecía imposible, mediada la segunda parte, dos asistencias de Banega permitieron a Mercado y Ben Yedder darle la vuelta al partido... y a la grada. El equipo se va al parón segundo, a un punto del liderato y con la moral por las nubes.
Se medían dos de los de arriba y eso se notó desde el principio, con un partido muy táctico en el que cada balón era examinado al milímetro. Antes de que se cumpliera el segundo minuto de juego ya probó desde lejos Sarabia, pero el Espanyol tampoco iba a dudar en irse arriba cada vez que encontraba huecos en la medular. Pronto se cargaron de amarillas tanto Franco Vázquez como Carriço, aunque los sevillistas los seguían intentando ante Diego López. En el diez, de hecho, un centro medido del argentino desde la izquierda lo remató Quincy Promes, pero demasiado picado como para crearle problemas al ex cancerbero nervionense. Conforme pasaban los minutos se igualaba todo, pero lo cierto es que eran los de Machín los que encontraban más acierto para finalizar las jugadas. Una de las más claras del primer tiempo, ya pasado el ecuador, fue para un André Silva que cabeceó bombeado. López, con reflejos, tocó lo justo para enviarla por encima del larguero.
Los primeros minutos fueron muy tácticos, con ambos equipos peleando por cada balón
Seguían llegando los de casa espoleados por un público conocedor de la importancia del choque y Sarabia volvió a intentarlo, pero en esas llegó la única ocasión clara de los pericos hasta el momento para desequilibrar la balanza. Entró como un cuchillo el equipo de Rubi por la banda izquierda y el balón llegó al primer palo, donde un Borja Iglesias en estado de gracia -suma cuatro partidos seguidos anotando- no falló ante Vaclík sobre la línea de gol. Mazazo para un Sevilla que lo había intentado todo y que veía como su rival, casi a la primera, pegaba primero. Por ello se vio una recta final de primera parte muy distinta a todo lo anterior, con el equipo de Machín volcado pero con la misma fortuna que hasta entonces. Navas abajo al primer palo y Silva con un centro chut tuvieron las más claras para el empate, pero el descanso llegaba sin que la recompensa hubiera hecho acto aún de presencia.