El Sevilla FC fue mucho más que diez jugadores del FC Barcelona, pero Messi volvió a ser más que todos los demás. El argentino se encargó personalmente de destrozar para el Sevilla FC un partido que demostró que, con la actitud adecuada, el equipo de Machín es capaz de superar a cualquiera que se ponga por delante. Pero el máximo goleador de LaLiga le sigue teniendo tomada la medida a los de Nervión, a los que mantiene como víctima favorita. Jesús Navas y Mercado permtieron que el equipo se fuera al descanso por delante, pero en una segunda parte muy distinta a la primera, el Barcelona fue más efectivo y acabó acosando hasta derribar a los locales. Incluso el cambio de sistema, que sorprendió al Barcelona en el arranque, fue insuficiente para superar a un Barcelona con capacidad de reacción.
Sin que estuviera expresamente presente lo ocurrido hace apenas unos días en el Camp Nou en la vuelta de la Copa, si algo tenía claro Pablo Machín es que su equipo no podía repetir la imagen de aquel partido. Para muestra, el centro de Ben Yedder en el primer minuto que remató Promes con todo a favor a las manos de Ter Stegen. Ocasión clarísima que acabó en fuera de juego del holandés pero que supuso, aún muy pronto, el primer aviso nervionense. A partir de ahí el Sevilla supo cómo afrontar las acometidas azulgranas, un ataque el visitante que tenía a todas sus figuras sobre el césped. El equipo se mostraba bien pertrechado en defensa y con la variante de Wöber como extremo zurdo. Pasados los diez de juego lo intentó Coutinho desde muy lejos, con atajada más efectiva que vistosa de Vaclík. El partido estaba bonito pero quizás faltaba el movimiento en las áreas, algo que se encargó de romper Jesús Navas. En su partido 650 en la élite, el palaciego acertó entre Piqué y Ter Stegen con un tiro cruzado tras una gran contra de Ben Yedder.