Mucho ha llovido desde aquel 17 de marzo de 2005 en la norteña ciudad italiana de Parma. Mucho y bueno. Aquella derrota por 1-0 en Parma con el solitario gol de Cardone, único tanto de la eliminatoria, volvía a apear del camino al Sevilla FC en unos octavos de final de la Copa de la UEFA. Era un año de regreso a Europa tras nueve largos temporadas sin viajar por el viejo continente, entre los que además sucedieron los dos descensos a Segunda de las temporadas 96/97 y 99/00, por lo que la ilusión con la que se afrontó el duelo ante los italianos fue directamente proporcional a la decepción que causó la eliminación.
Dos décadas antes, también en octavos de final de la UEFA, en la 82-83, el Kaiserlautern le dio la vuelta al 1-0 del Sánchez-Pizjuán con un certero 4-0. En la 95/96 el FC Barcelona hacía lo propio, apeando a los blanquirrojos en la eliminatoria que se sucedió con 1-1 en Sevilla y 3-1 en la capital condal. Lo que ocurrió en Parma, por lo tanto, no era más que la repetición de la misma historia, con la singularidad, además, de que en las tres ocasiones que se había llegado a octavos de final se había eliminado a equipos griegos en dieciseisavos.