El féretro de José Antonio Reyes, tras pasar toda la tarde en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, donde fue despedido por más de 11.000 personas, fue trasladado al ayuntamiento de Utrera, la localidad natal del exfutbolista, donde ha estado toda la noche acompañado de familiares y amigos.
Ya por la mañana, el féretro, cubierto con una bandera del Sevilla FC y una de Utrera, fue portado a hombros por los más allegados hasta la iglesia de Santa María de la Mesa, donde se celebró el sepelio. Allí acudieron el presidente José Castro, el vicepresidente Gabriel Ramos, el director general José María Cruz y el consejero Luis Castro, quienes estuvieron sentados junto al alcalde de Utrera, Francisco José María Villalobos.
Miles de paisanos contemplaron el discurrir de la comitiva fúnebre y al paso del exfutbolista rompieron el silencio con una cerrada ovación. Los restos mortales serán incinerados este mismo lunes.
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