Queda claro y más en estas condiciones tan concretas, que el fútbol actual se basa en partidos dentro de partidos. El Villarreal no dominó prácticamente en ninguna fase del de esta tarde en La Cerámica, pero aprovechó las que tuvo y obligó al Sevilla a ir a remolque. Los nervionenses, que no caen en LaLiga desde su visita a Balaídos, aceptaron el reto y lograron igualar por partida doble con golazos de Escudero y Munir. Mereció el tercero el equipo hoy de azul, pero se queda con la miel en los labios ante un Villarreal que se acabó apagando físicamente.
Salió el Sevilla como acostumbra fuera de casa. Balón en propiedad y toque en campo rival intentando demostrarle al Villarreal quién mandaba. En los primeros cinco minutos ya hubo dos acercamientos a la portería de Asenjo, un pase de En Nesyri atrás que remata mal Koundé y un centro del francés al que no llega el marroquí por muy poco. El Sevilla no permitía desplegarse al Villarreal, pero los amarillos no van faltos de pólvora y solo necesitaron una para ponerse por delante. O mejor dicho dos en una, pues el centro lateral que remató Anguissa lo pudo atajar Vaclík, pero no el balón muerto resultante, que lo mandó dentro Alcácer.
El Villarreal tuvo tres ocasiones en la primera mitad y materializó dos
Se desconectó en cierta manera el Sevilla, que intentaba prácticamente todos sus acercamientos por la derecha pero sin precisión en el último pase. Curiosamente, a solo seis para el 45, el empate iba a llegar por la izquierda, con un zurdazo de Escudero desde el pico del área ante el que nada pudo hacer Asenjo. El colegiado había decretado uno de alargue, pero Escudero necesitó ser atendido y Sánchez Martínez amplió a cuatro la prolongación. Curiosamente en el cuarto de añadido iba a llegar el 2-1, en un córner evitable que permitió a Pau Torres rematar en el primer palo el balón medido de Cazorla. Mazazo justo antes de los vestuarios.