En el fútbol todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Pocos podían predecir, posiblemente ni él mismo, que Yassine Bono iba a tener un papel tan protagonista en el cierre de la temporada. Si ya se lució el pasado martes ante los Wolves, ayer su rendimiento fue incluso un paso más allá, convirtiéndole en el actor principal de un logro, eso sí, colectivo a todas luces. El Manchester United fue una máquina de atacar en determinadas fases del partido. No fueron tantos minutos por mucho que en directo se hicieran eternos, pero sí de una intensidad muy grande.
Bono recibió un total de siete disparos entre los tres palos anoche. Únicamente encajó un gol y fue desde los once metros, con el que se frenaban en 520 los minutos en los que ha permanecido imbatido tras recibir el gol de San Mamés. El cancerbero se puso la capa de superhéroe en la segunda parte y realizó paradas inverosímiles para mantener el momentáneo 1-1, condición indispensable para llegar con opciones a una recta final en la que el Sevilla sorprendió a un cansado United.
Tras el pitido final, reconocía que el equipo había sido "inteligente para saber manejar los momentos complicados, en los que ellos dominaron. Son un equipo poderoso que hace daño a la contra y teniendo la pelota. Pasados los malos momentos, el partido se puso más de cara y lo tuvimos para nosotros. Es para estar contentos". Incluso recibió elogios del entrenador rival, Ole Gunnar Solskjaer: "Ha estado fantástico e ha hecho unas paradas increíbles y decisivas". En los mismos términos hablaba su homólogo De Gea: "Ha hecho un gran partido, ha sacado dos o tres pelotas muy buenas, ha dado la victoria a su equipo hoy".