Corría el minuto 84 de partido. El Sevilla FC vencía por 3-1 al GNK Dinamo Zagreb en la ida de los play-offs de la UEFA Europa League y apuraba los últimos compases del encuentro cuando el Ramón Sánchez-Pizjuán atronaba como en los arranques de las grandes citas o como en un gol que da la victoria en el suspiro final. Pero en esta ocasión no se trataba de nada de eso, sino de algo mucho mejor. Algo que demostraba el valor de un futbolista, el cariño de toda una afición por uno de los suyos: Jesús Navas, después de muchas semanas de lesión, estaba de vuelta, y su estadio, su casa, no podía sino ponerse en pie y aplaudir hasta reventar como si el mismo día de su debut se tratase. Volvió el capitán, y además lo hizo sellando un nuevo hito.
Y es que, con su participación en el choque ante los croatas, el palaciego redondeaba su triunfo número 300 defendiendo la camiseta del Sevilla FC. Tres centenares de partidos ganados con la elástica sevillista desde que debutase en la campaña 03/04, que lo hacen convertirse en el único jugador que logra esta hazaña en Nervión, separándose ya casi en cien del el segundo clasificado en materia blanquirroja, Arza, que obtuvo 203. Busto es el tercero en este glorioso e ranking en la historia del Sevilla FC. Como curiosidad, cabe destacar que el 16 hispalense es, junto a Koke en el Atlético de Madrid y Fran, el ex del Deportivo de la Coruña, el único que ha llegado a esta cifra sin jugar en el Real Madrid o en el FC Barcelona.
En total, Jesús Navas ha alcanzado estas 300 victorias en 587 partidos oficiales, con 118 empates y 169 derrotas, lo que data más de un 50% de éxito y un espectacular 71% de imbatibilidad. Desglosándolas todas ellas, el de Los Palacios suma 211 victorias en Primera división, 37 en Copa del Rey -2 títulos-, 31 en UEFA Europa League -con tres títulos-, 17 en Liga de Campeones, 3 en Supercopa de España -un título- y 1 en Supercopa de Europa -un título-. En esos 587 encuentros, el capitán sevillista ha conseguido 39 goles y 111 asistencias. Jesús Navas está de vuelta; sonríe él y sonríe una afición que, anoche, como símbolo del destino, lo volvió a ver jugar en el extremo derecho, allí donde echó a correr por primera vez en La Bombonera de Nervión.