Seis de seis para seguir demostrando que este equipo quiere estar en Europa la próxima temporada. Sin pensar en las circunstancias que pudiera atravesar su rival, que al final saltó al césped con la mayoría de sus titulares, el Sevilla supo hacer esta noche su partido para complicarle las cosas al vigente campeón de Europa, que vio como los de Caparrós se iban al descanso con la ventaja que le dieron Ben Yedder y Layún. Aunque Sergio Ramos -en propia meta- parecía sentenciarlo todo tras errar una pena máxima, Mayoral y el camero -esta vez sí de penalti- le otorgaron al partido una emoción ficticia pero que obligó a esperar hasta el pitido final para celebrar. Llega El Gran Derbi con el espíritu más que recuperado.
El partido comenzó con la intensidad prevista, pero Caparrós sabía que el inicio no podía ser tan osado como el de unos días antes ante la Real Sociedad. No arriesgaban los nervionenses, seguros atrás y peleando cada balón en el centro del campo como si fuera el último. Una internada de Escudero por la izquierda, con centro para Vázquez que acabó despejando un defensa, fue el primer aviso. Casemiro respondía con un disparo mordido que atrapó bien Soria abajo. Pronto se dieron cuenta los locales de que una de las principales vías de ataque podían llegar con los balones al espacio para Ben Yedder y lo cierto es que el plan comenzó a salir. El galo, eso sí, avisó primero con una gran conducción y un pase horizontal para Layún que el mexicano no consiguió aprovechar.
Después de un inicio con respeto entre ambos, los sevillistas aprovecharon al máximo los espacios para irse dos arriba al descanso
Cinco minutos más tarde sí que se iba a dar en la diana con una definición inmejorable de juego directo. Balón largo de Nico Pareja como tantas otras noches, cabezazo de Muriel ante Vallejo para bajarla a la perfección y mano a mano de Wissam, que se deshace de Ramos y se la cambia de palo a Casilla para abrir el marcador. Ahí se pudo ver a un Sevilla mucho más cómodo, al que no le quedaba más remedio que ceder buena parte de la posesión, pero que supo mantener a raya a los rápidos atacantes merengues. De hecho se vivió una fase del partido mucho menos abierta, con control nervionense y pocos errores atrás. Y de ahí al segundo, que a punto estuvo de llegar en el minuto 41, cuando Nacho logró despejar al poste mientras Muriel ya se ponía de gol.