Victoria merecida, pero con un punto de amargura la lograda por el Sevilla FC ante el Leicester en el primer asalto por un billete para los cuartos de final de la Liga de Campeones. El Sevilla jugó un partido redondo, acaparó más del setenta por ciento de la posesión, disparó 17 veces, 7 de ellas entre los tres palos, puso 25 centros al área y hasta marró un penalti… Lo hizo todo, en definitiva, para ganar de forma holgada e incluso sentenciar la eliminatoria, pero cuando todo apuntaba a una noche feliz en el minuto 73 Jamie Vardy hizo buena una de las contadas ocasiones del Leicester –sólo tiró dos veces a puerta- y heló el entusiasmo de un Sevilla que veía como una eliminatoria encarrilada quedaba totalmente abierta para el partido de vuelta.
Como es habitual nadie acertó en las previas con el once de Jorge Sampaoli. La gran duda, sobre el papel, es si Sampaoli alineaba a dos delanteros o prescindía de Ben Yedder y colocaba a Iborra en la medular junto a Nzonzi. No jugó ni uno ni otro, sino Correa y Sarabia, sentando este último al Mudo Vázquez. La jugada le salió redonda al técnico, pues las dos sorpresas en el once fueron los que hicieron los goles nervionenses y pusieron en suerte un partido que por momentos estuvo muy cerca del 3-0 y que sin embargo se acabó afeando con una acción aislada del Leicester.
Sampaoli sorprendió con Sarabia y Correa en el once, que respondieron marcando los goles del triunfo
El Sevilla ganó y ganó bien. Salió al campo con mucha paciencia ante un Leicester completamente encerrado. Los nervionenses se armaron de perseverancia y asegurando mucho el pase no tardaron en generar peligro. Muy pronto tuvo su primera gran oportunidad, después de que Correa fuera derribado dentro del área por Morgan. Penalti claro que el argentino pidió para sí, pero que Schemeichel detuvo, en una de las muchas intervenciones de alto nivel que protagonizaría a lo largo del encuentro.