Con más suspense de la cuenta, porque de nuevo convirtió mucho menos de lo que generó, el Sevilla FC se impuso a un correoso Celta de Vigo que incluso jugando con uno menos vendió cara su piel hasta el mismísimo descuento. Mereció ganar de forma más holgada, pero el triunfo sabe igual de bien que si hubiera sido abultado porque deja en casa tres puntos de oro que consolidan al equipo en la zona de Liga de Campeones.
El Celta no tardó en demostrar que pese a no jugarse nada y estar con toda la ilusión puesta en la UEFA Europa League venía a Nervión a competir y a pelear los puntos con todas las de la ley. Los gallegos, con una vocación ofensiva irrenunciable, salieron de hecho mejor que un Sevilla que repetía once titular, tras el buen partido realizado ante el Granada. Después de unos minutos inciertos, por fin los nervionenses marcaron los tiempos del juego, aunque el peligro sólo llegaba a balón parado y la única ocasión clara la tuvo Iborra con un cabezazo que se estrelló en la base del palo izquierdo de Sergio Álvarez.
El dominio de la primera parte rompió en la reanudación con una cascada de ocasiones y un Joaquín Correa determinante
La segunda parte exigía un paso adelante y el Sevilla, liderado por Correa, posiblemente el jugador más en forma, lo dio desde el primer momento. El argentino, que había buscado el gol con ahínco en el primer periodo, hizo diana a los tres minutos de la reanudación con una sensacional acción personal. Gol y ventaja, la noche, aunque no daba tregua en lo climatológico, se abría para un Sevilla al que parecía que se le ponía el partido de cara, pero no pasaron ni cuatro minutos y el Celta ya había puesto las tablas, gracias a una pena máxima convertida por Iago Aspas.