La Liga de Campeones bien merece una noche mágica en el Sánchez-Pizjuán. El coliseo nervionense abre de nuevo sus puertas -por tercer año consecutivo- para iniciar en casa su primer compromiso en la fase del grupo E, tras el importante empate en Anfield (2-2) ante el Liverpool. Con independencia del rival de turno -el NK Maribor-, la cita es fundamental para los de Berizzo, que deben ir ahormando el actual proyecto desde la base de los buenos resultados. Algo que está manteniendo con nota alta, pese al tropiezo liguero en el Metropolitano.
La cita es clave para levantarse y reforzar el carácter del plantel, que debe cultivar el gen nervionense por excelencia y aplicarlo a su modus vivendi cotidiano. Buena piedra de toque va ser este equipo de Eslovenia -país en alza en lo deportivo- que imprime a su juego una intensidad de élite, al margen de sus prestaciones futbolísticas, mostrándose muy competitivo en sus duelos. Dicha intensidad, por tanto, debe ser el primer pulso que ganen los sevillistas.
La proverbial intensidad eslovena es el primer pulso que deben ganar los sevillistas en una noche que debe ser mágica
Desde el prisma blanquirojo no cabe otro escenario que el triunfo claro para mantener el liderato del grupo, tras saber sobreponerse en Anfield a las dificultades y dar el último golpe en una cita en la pudo dar dos veces y traerse incluso la victoria. En consecuencia, otro aspecto que el Sevilla FC tiene que ofrecer en este segundo duelo europeo es una mayor pegada, como secuela evidente de su producción de juego. Hacer causa del efecto de su empuje. El rival -a su nivel- ha mostrado por su parte ser un equipo fiable; es decir, también gana bastante en sus partidos (han sido este curso 20 citas oficiales en todas las competiciones con una sola derrota). En Europa, en la 3ª fase, ganó al islandés Hafnarfjördur por 1-0 los dos choques y en el play off al israelí Hapoel por 1-0 en casa, perdiendo 2-1 (su única derrota) en Israel, aunque el gol en campo ajeno le dio el pase a la actual fase de grupos.