Punto del que se pueden hacer muchos análisis tras un partido de infarto en Nervión. El Sevilla FC caía por 0-2 a falta de doce minutos y tras fallar un penalti ante todo un Villarreal y acabó obligando a los amarillos a pedir la hora, tras igualar por medio de Nolito -el que se encontró con Asenjo en la pena máxima- y de Nzonzi. Los insuficientes tres de añadido -seis cambios y dos expulsiones- impidieron superar los tantos castellonenses, de Raba en el primer tiempo y de Bacca justo tras el mazazo de la doble amarilla a Ben Yedder, que protestaba una clara amarilla a Cheryshev -que habría sido la segunda- y que no se señaló.
No fue sencillo para el Sevilla meterse en el partido, con el cansancio de Múnich aún muy presente y un horario al que tocaba ir acostumbrándose poco a poco. Aún así el balón fue sevillista en un inicio en el que el Villarreal supo arroparse bien atrás para tapar todos los espacios posibles. Aparecía algo más Sarabia por la derecha, pero no así un Navas que no conseguía abrir huecos por su flanco. En el contrario, Sandro volvía a dar muestras de su voluntad pero le seguía costando encontrar esa chispa para dejar ver la pegada que lleva dentro. Los amarillos probaron por primera vez con un tiro lejano de Cheryshev, mientras que Sarabia contestó en la siguiente acción percutiendo pero no encontrando portería en su tiro.
El Sevilla dominó territorialmente en un igualado inicio en el que Villarreal se colocó bien y salió con peligro en las contras
Tal dominio territorial en blanquirrojo tenía su contrapartida en las posibles contras peligrosas que podían lanzar los de Calleja. La primera, de hecho, llegó a los 20 minutos con un mano a mano de Cheryshev, que tras deshacerse de Navas se encontró con la buena salida de David Soria. A balón parado pudo llegar el 1-0, pero la falta lateral de Banega que cabeceó Vázquez se encontró con los guantes de Asenjo. Y cuando no se podía dar a ninguno de los dos por dominador sobre el césped, nueva contra con entrada de Castillejo por la derecha que acaba en el segundo palo. Allí está Raba, que cabecea con fuerza y obliga a Soria a recolocarse. El meta tapa, pero ya dentro de los tres palos.