Ni amistoso ni nada por el estilo. Sevilla FC y CD Lugo jugaron un competido partido este miércoles en el Ángel Carros en el que en pocos instantes dio la sensación de que no hubiera puntos en juego. Eso fue lo mejor, que los puntos no contaran, porque el conjunto de Unai Emery, tras adelantarse en el marcador en una buena primera parte, se dejó sorprender en la reanudación por dos saques de esquina, el último en pleno descuento, que no fueron defendidos con la debida contundencia y que afearon una prueba en la que se vio a un Sevilla metido y serio hasta encajar el primer tanto.
Si el objetivo con este encuentro era que el equipo no perdiera el ritmo de competición se logró con creces, porque el Lugo, con su lógico ímpetu exigió y mucho al Sevilla. Sólo por eso saldrá contento Unai Emery de Galicia, porque la derrota no entraba a buen seguro en sus planes, sobre todo después de la solvente primera parte que ofreció el equipo. Lo cierto es que un partido aparentemente controlado se acabó yendo al garete por dos acciones muy similares en las que los locales sometieron desde la pizarra a los nervionenses. Ésa es la principal lectura que hay que hacer del choque, porque es en esa clase de acciones donde este Sevilla tiene que pulir su rendimiento.