El Sevilla FC completó este miércoles y tras la comparecencia de Pablo Machín, su último entrenamiento previo al duelo de mañana ante el FK Zalgiris. Lo hizo, como suele ser habitual en Europa, en el escenario del choque, el pintoresco LFF Stadionas. Un estadio coqueto, con capacidad para algo más de cinco mil espectadores y rodeado casi en su totalidad de enormes árboles, que se dejan ver tras sus tres graderíos.
Unas instalaciones no demasiado habituadas al fútbol internacional de clubes -la selección lituana juega aquí habitualmente- y en las que destaca el césped artificial, principal hándicap con el que se encontrarán los jugadores sevillistas. Eso sí, se palpa que la cita es histórica para el conjunto de Vilna, que recibió de forma muy acogedora a la expedición nervionense a su llegada. El propio técnico del Zalgiris, Valdas Urbonas, saludó personalmente a buena parte de la misma. Otra de las curiosidades de la sesión es que alrededor de una docena de globos aerostáticos se situaron sobre el estadio durante los primeros minutos de la misma, pudiendo observar sus ocupantes el entrenamiento desde las alturas.