Eduardo Berizzo tiene motivos para sonreir. Más allá del resultado ante el RB Leipzig, considera que sus jugadores se acercaron mucho a lo que él pide: "A partir del minuto 10 ajustamos definitivamente las marcas, sobre todo a los extremos para contener su ataque. Fuimos de menos a más, nos metimos en el partido y encontramos profundidad. Hubo mucho quite en campo contrario, que me gustó, y presión en campo rival. Tanto en la primera como en la segunda parte no nos generaron peligro y nosotros fuimos generando más. Hay muchos síntomas positivos como la circulación de balón y encontrar pases en profundidad".
Hubo ocasiones para ganar por una mayor diferencia, algo más importante casi, a estas alturas, que el propio marcador: "Ese es el objetivo final del esfuerzo por recuperar el balón. Uno busca generar opciones y en la segunda parte con Correa y Montoya fueron más claras. En la primera parte llevamos al rival hacia atrás cuando recuperábamos. Atacamos de dos maneras y tuvimos opciones. El partido me deja un buen sabor de boca y toca seguir trabajando".
Cuestionado por si el equipo está hoy en día donde él quería, Berizzo es rotundo: "Los plazos se han cumplido. Todos tienen minutos y están cerca de su mejor versión. Eso es importante porque los jugadores muestran y se sienten seguros de sus posibilidades y eso hace que el equipo funcione. En Japón buscamos la mejor versión de cada uno y ahora colectivamente empezamos a funcionar. Hoy ha sido una muestra y mañana será otra fuerte. Vamos dando pasos adelante".