Este lunes se cumplen cuatro años desde la consecución de la tercera UEFA Europa League del Sevilla FC, conquistada en una vibrante final que se decidió en la tanda de penaltis ante el Benfica en el Juventus Stadium. Aquella final fue el último paso de un trayecto maravilloso, marcado fundamentalmente por la sobresaliente ilusión que exhibió una afición absolutamente entregada al torneo.
Si algo distinguió al Sevilla FC en aquella edición fue la ilusión que imprimió desde un principio la afición a los jugadores, tras un año de ausencia en Europa. El camino arrancó un caluroso 1 de agosto ante el Mladost Podgorica. Aquel jueves más de treinta mil sevillistas acudieron a las gradas del Sánchez-Pizjuán para empujar al equipo de Unai Emery en su primer encuentro oficial del curso. El deseo de la afición nervionense por pelear de nuevo por la competición que desde 2006 marcó un antes y un después en la historia de la entidad se ponía de manifiesto con el excepcional colorido que se le dio al estadio en una fecha poco propicia para ver fútbol.
El camino hacia la tercera UEFA Europa League arrancó en casa, con 30.000 aficionados apoyando al equipo un 1 de agosto ante el Mladost Podgorica
Aquel 1 de agosto fue el primer impulso, pero hubo muchos más. Otra gran entrada se registró ante el Slask Wroclaw, también en agosto, contra quien el Sevilla FC certificó su pase a la fase de grupos. Más que significativo, por otra parte, fue el desplazamiento masivo, con más de cuatro mil sevillistas movilizados, a Estoril, para respaldar al equipo en su victoria por 1-2 en el António Coimbra da Mota. En aquel encuentro ante el Estoril Praia se comenzó a creer en que volver a pelear por la UEFA Europa League podía ser una posibilidad, fundamentalmente por el empuje de una afición entregada a su torneo fetiche.