El Sevilla revalidó su condición de intratable como equipo local, apuntándose una victoria esencial, tras dos partidos sin sumar de tres y tres choques consecutivos sin lograr la victoria. Lo hizo, sin embargo, por la mínima y con mucho sufrimiento, pese a que tuvo momentos en los que pudo haber sentenciado. No lo logró y en el último cuarto de hora tocó apretar los dientes y aguantar las cargas con todo de un Eibar que tras pasar gran parte del partido a la expectativa, al final se lo creyó e incluso pudo lograr el empate en la última acción del encuentro, con una falta de Saúl Berjón que desvió un providencial Sergio Rico ya en pleno descuento. Ya son 12 triunfos consecutivos en casa, donde el Sevilla está encontrando la solidez necesaria para estar arriba.
El Eibar plantó cara tal y como esperaba, jugando sus armas de equipo correoso, que aguanta y golpea a la primera que le den. Salió atrás, ofreciendo el dominio a un Sevilla que tomó el mando sin titubeos, con Banega en la mediapunta, escoltado por Reyes y Krohn-Dehli en bandas, y atrás por N’Zonzi y Cristóforo. El partido era de brega, pero el Sevilla no se arrugaba y sobre todo encontraba en la izquierda la vía idónea para hacer daño a los armeros, gracias a las subidas de Trémoulinas pero principalmente al criterio que aplicaba Krohn-Dehli cada vez que recibía el cuero. Tras varios avisos, por la siniestra llegó el primer y único tanto del partido, con el danés como asistente. Llorente recibió en el área y con un reverso de nueve puro batió a Riesgo.
El Sevilla encontró en la izquierda una vía idónea para hacer daño en la primera mitad
Con ventaja el Sevilla se soltó más y sobre todo Llorente creció en confianza. El delantero lo intentaba siempre, pegándole desde cualquier lado. De cabeza, de nuevo en una jugada que llegaba por la izquierda, el riojano tuvo el segundo. Sin hacer mucho más que su contrario, la primera parte fue de dominio pleno y el equipo incluso mereció mayor premio al descanso, si bien Sergio Rico tuvo que sacar una mano espléndida ante Escalante, con un remate que de inofensivo se envenenó e iba para adentro.