Cruce de sensaciones para el Sevilla este casi definitivo domingo en Madrid. Necesitaba ganar para meterse de lleno en la pelea por la cuarta plaza y acabó sumando un punto que matemáticamente deja en el aire desde ese puesto hasta el séptimo. Claramente de menos a más el Sevilla, que no se encontró en el primer tiempo y que fue muchísimo mejor que el Atlético desde que Sarabia consiguió el empate. Rozó el triunfo, pero la igualada obliga a empatar el domingo para evitar las previas de la Europa League y a ganar y esperar para soñar con la cuarta posición.
No se jugaba nada, más allá de asegurar su más que encarrilada segunda plaza el Atlético de Madrid. Pero en la despedida ante su público era difícil pensar que los colchoneros fuesen a salir relajados al partido. Algo que se confirmó cuando, apenas tras dos minutos de juego, los de Simeone ya habían intentado el primer gol con un córner que nadie remató y una acción ofensiva de Morata. El Sevilla pretendía un ritmo algo más pausado, apoyándose en Franco Vázquez para buscar los espacios y percutir. Así llegó la clara ocasión del argentino, que tras conducir y apoyarse en Sarabia, remató junto al palo izquierdo de Oblak, que se tuvo que emplear a fondo para enviar a saque de esquina. No era el partido más trepidante de la jornada, pero pasado el cuarto de hora la volvió a tener Morata, con un cabezazo que tapó bien Vaclík.
El Atlético apretó lo justo en el primer tiempo para adelantarse en una acción de mala fortuna
Los marcadores se comenzaban a mover y los goles del Athletic obligaban a mover ficha para no centrar el cierre de la temporada en defender la sexta plaza. Sin embargo, tras un tanto anulado a Morata por claro fuera de juego de Filipe Luis antes de su asistencia, iba a llegar el primero de los locales en una acción más que desafortunada. Koke avanza sin oposición y a su llegada al área busca el desmarque de Thomas. Centro que corta Kjaer, envenenando la trayectoria de un balón que se cuela sin que nada pueda hacer Vaclík. Poco después, para más inri y tras un eslalon, Gonalons decía muscularmente basta y tuvo que dejar su sitio a Amadou. Kjaer salvó el segundo en una atenta acción defensiva, justo antes de que el colegiado mandase a los equipos al vestuario.