Hay partidos de épica y otros de un mayor control. Por suerte para los corazones sevillistas, en esta ocasión no hizo falta ni remontada ni arreón final para sumar los tres puntos en casa ante el Deportivo de La Coruña. El que una vez fue bestia negra de los nervionenses volvió a caer en el Ramón Sánchez-Pizjuán pese a no dejar una mala imagen, sobre todo en la primera parte. Sin embargo, la autoridad que muestra este equipo en casa sirvió para mantener el rodillo como local y seguir más que vivo en la pelea por estar entre los cuatro mejores.
Tarde muy gélida en Nervión que el Sevilla FC quiso atemperar con un buen inicio, en el que se fue pronto hacia la meta de Rubén. De hecho en la primera jugada ya llegaron los sevillistas con una jugada individual de Escudero, mientras que dos minutos más tarde era Franco Vázquez el que remataba demasiado alto en una dejada de Nolito. Sin embargo, el Deportivo no iba a tardar en dar señales de vida y en buscar las contras en cuanto le surgía la oportunidad. Los de Cristóbal Parralo no dudaban en las transiciones, aunque la zaga sevillista no estaba dispuesta a ceder. Adrián López avisó al cuarto de hora y más tarde lo intentaría con un lanzamiento raso que paró Soria pese a estar muy tapado.
El primer gol llegó justo en la última acción de la primera parte, con un certero remate del delantero francés
Hasta ahí el balance ofensivo gallego, que llevó más sensación de peligro del que pudo concretar en los últimos metros. Enfrente, un Sevilla con minutos de dominio combinado con otras fases de menor actividad, aunque siempre con la batuta del juego en su mano. De hecho se llegó y mucho en la primera parte, pero la exactitud del juez de línea y un buen Rubén bajo palos evitaban el primer gol de la noche. Eso sí, cuando ya parecía que no sería posible adelantarse antes del descanso, llegó el 1-0. Buena jugada por la banda izquierda para que Nolito, que había estado muy participativo, pusiera un balón en profundidad a Ben Yedder. El galo, al que no se había podido ver mucho, apareció para meterla junto al palo, momento en el que Sánchez Martínez decretó el descanso.