El ritmo frenético del Sevilla FC no cesa. Después de la sobredosis de azúcar tras derrotar al Madrid había dudas en torno al rendimiento del equipo en un campo tan complicado como El Sadar, con independencia de la posición en la tabla que ocupe Osasuna. Pero el Sevilla de nuevo demostró su fuerza y su inmenso estado de confianza. El partido no fue el mejor, y aun así, incluso sin tener su mejor día y hasta viendo como Osasuna por dos veces se ponía por delante, la determinación de los hombres de Jorge Sampaoli de ir a por el choque a toda costa acabó marcando la diferencia y dio un triunfo con el que el Sevilla, con 42 puntos, cierra la mejor primera vuelta de su historia.
El Sevilla está que se sale. Ésa es la principal lectura que hay que hacer de un encuentro alocado y tremendamente difícil. Por momentos a los nervionenses se les volvió a atragantar un equipo de la zona baja de la tabla. No lució su mejor versión el conjunto de Sampaoli, aunque bien es cierto que en Pamplona eso no siempre es posible. Era un partido que invitaba más a fajarse que al toque y la posesión prolongada, principalmente por las malas condiciones del césped. Pero pese a las circunstancias desfavorables los sevillistas, aunque sufrieron, supieron dar la cara en el cuerpo a cuerpo por el que discurrió gran parte del envite.
El mal estado del campo dificultó mucho el juego del Sevilla, que en la primera mitad no estuvo nada cómodo
El choque comenzó bravo, con una superficie que no ayudaba para a los visitantes. Osasuna se jugaba la vida en cada lance y de hecho se puso por delante con el cuarto de hora cumplido, tras aprovechar Sergio León un saque de banda muy mal defendido por los hispalenses. Con el marcador a favor Osasuna jugaba con mucha comodidad. El Sevilla no se encontraba, apenas salía nada, pero no por eso dejaron de insistir los nervionenses. La persistencia encontró premio a poco del descanso, después de que Iborra dentro del área remachara un servicio de Jovetic, que a su vez había cazado el rechace al palo de un colosal remate lejano del valenciano. Lo mejor al descanso era el resultado, porque Sergio Rico tuvo que emplearse a fondo, sobre todo con una intervención fantástica ante una falta de Roberto, para evitar daños mayores.