La realidad antes que los sueños. A LaLiga hay que darle su sitio, tan importante como las demás competiciones. El CD Leganés-Sevilla FC del mediodía dominical, en este sentido, adquiere una relevancia fundamental al ser un paso más -el llamado partido a partido- en el camino inexcusable de la regularidad. Los de Montella deben dejar a un lado las bien ganadas alegrías y retos europeos, para siempre en el baúl de las leyendas, y -de un plumazo- cambiar el chip competitivo y afrontar la cita de Butarque como la más decisiva del momento. Será la cuarta del curso ante el rocoso y aguerrido cuadro madrileño, ante el que ha sumado hasta ahora este curso dos victorias y un empate. Tablas 1-1 y triunfo 2-0 en las semifinales de Copa del Rey, junto al 2-1 en la Liga a finales de octubre pasado. Resultados ajustados que dice mucho de la solidez y la pelea constante de los pepineros, pero ante las que los sevillistas han de reiterar su superioridad en el césped, no en los datos.
La regularidad obliga al Sevilla a afrontar la cita liguera como una ‘final’ de las diez que quedan para atar plaza europea
El conjunto de Garitano -ciñéndonos a la Liga- fue un rival duro y complicado. A finales de octubre pasado, en su visita a Nervión, firmó un ajustado 2-1 que refleja la dificultad del cuadro madrileño. Ben Yedder abrió el tanteo, que igualó Szymanowski de penalti -dudoso- y Sarabia, siempre al quite, de magnífico tiro, cerró el 2-1 final citado. Un duelo que puede aventurar el tipo de enfrentamiento que ofrecerá Butarque, en el cual el Sevilla FC no puede bajar la guardia ni el ritmo. Son vitales de nuevo la concentración atrás y la pegada arriba. De hecho, será una ‘final’ de las diez que quedan para reafirmar plaza europea. Manda la regularidad.