Todo suma. La vivida aventura europea es el mejor estímulo para que los de Montella alcen el vuelo en el tramo decisivo de LaLiga. El refuerzo en la confianza en sus posibilidades como equipo, tras decir adiós a la Liga de Campeones en los cuartos de final con un balance altamente positivo, hace que los aficionados esperen ver con toda la convicción -en la competición liguera- al gran Sevilla conocido. Al margen de los esfuerzos de élite realizados, este Sevilla tiene aún mucho que decir en este curso. Y lo va a decir.
No se trata de valorar ahora la mayor o menos dificultad del calendario previsto, con relación a otros rivales que pelean por los puestos que dan derecho a jugar el próximo año en Europa. Se trata de afrontar el reto con la exigencia y la obligación de ganar el mayor número de partidos, empezando este sábado ante un directísimo rival, al que ya le venció en su estadio (2-3), tras ir perdiendo 2-0. Un reflejo más del lema ‘nunca se rinde’, remontando el tanteo adverso con goles Lenglet, Mudo Vázquez y Banega de penalti.
Todo suma; la reforzada imagen del equipo, su fuerza mental, la comunión con el sevillismo y depender de sí mismo en las siete finales ligueras
Este sábado empieza la hora de la verdad. Y en el zurrón sevillista va la reciente experiencia acumulada -que suma en positivo- y el hecho de depender de sí mismo. Son siete jornadas ligueras, cuatro en Nervión y tres visitas. Y además sin el trasiego de viajes en los cuatro últimos duelos ya que en mayo no sale de la ciudad: Real Sociedad, el aplazado intersemanal del Madrid por la final de Copa, el derbi y el Alavés; todos en Sevilla. Pero el partido a partido se inicia ante los castellonenses, cita que exige ya una victoria, algo que no se logra desde principios de marzo: un total de seis encuentros disputados por los de Montella, entre Liga y Champions, 4 derrotas y 2 empates. Toca ganar como precepto de obligado cumplimiento.