A escena el partido de la máxima rivalidad sevillana -el derbi para las nuevas generaciones- que detiene todos los relojes y acelera los pulsos de los que han vivido desde niños una cita sin parangón en el planeta fútbol. Este Real Betis-Sevilla FC llega con el mejor de los atractivos, con las espadas en todo lo alto. Un duelo en la cumbre en el que debe primar el fútbol, la deportividad, la fiesta del balompié hispalense.
Hace 12 años (en abril de 2006) que los nervionenses no pierden -en Liga- en terreno heliopolitano: cinco empates y tres victorias, la más reciente en febrero de 2017, con gol inicial de libre directo de Durmisi y, a partir de ahí apareció de nuevo el gen innato de los sevillistas que remontaron con tantos de Mercado e Iborra. Esta referencia es válida para reflejar que el carácter se demuestra en el césped, no en la teoría.
La experiencia en derbis es un grado y el Sevilla actual ha retomado su gen ganador y su ambiciosa mentalidad
Es una evidencia que la figura de Joaquín Caparrós ha supuesto el catalizador esencial para que afloren -y de qué manera- las virtudes de unos futbolistas que han demostrado ya este curso todo el talento, implicación, garra y fútbol que atesoran. La intensidad mostrada este pasado miércoles ante el Real Madrid es un dato contrastado y el objetivo de sumar en esta tercera ‘final’ un 9 de 9 es la convicción absoluta del equipo y cuerpo técnico, con independencia de la dificultad del reto y ante un rival en buena forma, aunque también con dudas, esas que no deben tener los sevillistas en los 90 minutos de juego.