La Copa del Rey tiene su magia, pese a que se constriñe en las calendas invernales. Sólo los clubes ambiciosos apuestan por ella. El Sevilla FC no es dudoso. Dos títulos en 2007 y 2010 y cuatro semifinales en el siglo XXI lo corroboran. Sólo uno recibirá el premio de no darla de lado y mantener el prestigio de un torneo atractivo que desemboca cada año en la fiesta del fútbol español. El sorteo ha querido que la primera cita de los nervionenses haya sido ante la Sociedad Deportiva Formentera, un animoso club balear que está a tres años de los 50 años de vida y que milita en el grupo 11 de Tercera división. Este miércoles hay celebración grande en la Isla, acude el pentacampeón de Europa y los de Sampaoli han de afrontarlo con toda la seriedad y el rigor que merece el partido, como corresponde a la competición del KO por excelencia y al honor de los sevillistas de disputarla cada año con el reto de pelearla y, si es posible, ganarla: la grandeza obliga.
Seriedad y competitividad, algo que merece el propio torneo y el prestigio de pelearlo
Si el objetivo evidente es dar un primer paso adelante respetando al rival, no lo es menos ofrecer una imagen competitiva con independencia del once sevillista que salga al estadio Municipal de Sant Francesc. Es la ocasión formidable, con el equipo imbuido y de qué manera en la Liga y en la Champions League, para que sean de la partida los futbolistas que han tenido menos minutos en sendas competiciones y den ese paso al frente que demanda el proyecto y la propia Copa del Rey. Un once de nivel que se mida a un cuadro de inferior categoría pero que pondrá en el empeño toda la ilusión e intensidad que requiere una cita histórica para la localidad balear. La superioridad debe ir de la mano del rigor y la energía, aunque también de la humildad y darle su sitio al adversario.