LA HISTORIA DE UN ANHELADO "HASTA LUEGO"

“Ésta siempre será mi casa”, afirmó rotundamente Jesús Navas un caluroso día de junio de 2013, día en el que se le despidió con honores en la ciudad deportiva. El extremo de Los Palacios ponía punto a su etapa en el Sevilla FC, donde se crió, creció y se forjó como persona y futbolista. Un punto que, cuatro años después, se ha convertido en un punto y seguido, cumpliendo aquellas palabras que acertó a pronunciar bajo la estatua de su querido amigo y compañero Antonio Puerta: “Mi despedida es un hasta luego. Ésta es mi casa y tengo ganas de volver”.

Una despedida a la que nadie quiso faltar. Familiares, amigos, entrenadores, compañeros, ex compañeros, directivos, equipos de cantera… Como recordó el entonces presidente José María del Nido, “miles de ojos estuvieron puestos en los 172 menudos y torrenciales centímetros de Jesús Navas”, pero explosivos en lo futbolístico.

Se despedía un hombre que, como recordaba Félix Machuca en su columna Jesús Despojado, “cuando besaba el escudo, lo hacía como ese hijo tuvo que llevas de la mano a Nervión, porque sólo los niños y Navas besan nuestro escudo de verdad”. Y cuatro años después, este sevillista de cuna vuelve para besarlo de nuevo y defender al Sevilla FC, su Sevilla, por aquella banda derecha que en 2013 dejó huérfana. El Duende de Los Palacios es nuestro. Bienvenido a la que siempre ha sido y será tu casa.