El micrófono fue pasando por todos los grandes protagonistas. La charla de Unai Emery fue más propia de una conferencia magistral que de una celebración. El presidente José Castro y Monchi fueron más breves. Castro deseó “larga vida a los Reyes del Sur”, mientras que el León de San Fernando se acordó de todos los aficionados que siguen los éxitos del Sevilla desde el tercer anillo. Gameiro tampoco necesitó muchas palabras. “Sevilla, te quiero muchísimo”, dijo, mientras el Sánchez-Pizjuán le pedía que se quedara. Uno que no lo hará, Ever Banega, se despidió con palabras repletas de gratitud, recibiendo el cariño de la hinchada. Coke, por su parte, resumió el secreto del éxito, porque “los tenemos así de grandes”, para después dar las gracias a la afición por “llevar Sevilla a Basilea” y llenar Madrid. Beto optó por un mensaje más personal: “No puedo ser sevillano, pero sí sevillista”. Y finalmente, el capitán, José Antonio Reyes dio las gracias a toda la afición por el apoyo recibido.
Intercalados en todas estas alocuciones, canciones de todo tipo, desde la grada pero también desde el escenario. Instante especialmente significativo, cuando los jugadores hicieron de hinchas y al grito de “Forza Sevilla campeón” de la grada cantaron junto a ellos. Y las gradas respondieron, desatándose esa comunión perfecta entre equipo y afición que tantos réditos ha dado esta temporada.
Todo acabó con unos espectaculares fuegos artificiales y una vuelta olímpica de los jugadores ofreciendo el título de la UEFA Europa League a toda la afición, de nuevo con la batucada en acción, que cerraba una nueva noche para el recuerdo en Nervión.