Los terrenos del campo de Tablada se conocen con tal nombre desde al menos el siglo XV, y desde mucho antes fueron centro neurálgico de operaciones bélicas en la conquista de la ciudad. En sus terrenos, en 1247, Fernando III levantó el campamento desde el que sitió a la ciudad, y el almirante Bonifaz atracó la armada en sus orillas. Los llamados alardes fueron constantes desde el siglo XV como así lo reflejó la prensa del siglo XIX. La inmensa llanura de Tablada, situada al sur de Sevilla, era propiedad del Ayuntamiento siendo el lugar donde pastaban los ganados destinados al abastecimiento de carne de los mercados de la ciudad, pero también donde lo hacían las reses que se toreaban en las fiestas y a donde podían llevar libremente las caballerías y otros ganados los habitantes de la ciudad. Era una zona de uso común, una grandiosa dehesa regada por el Guadalquivir.
En la segunda mitad el siglo XIX su uso se fue expandiendo proliferando otro tipo de actividades. La Sociedad de Carreras de Caballos de Sevilla construyó un hipódromo y se instaló un campo de Tiro de Pichón. El hipódromo estaba ubicado a la orilla del Guadalquivir, en su margen izquierda en aquella época, en el llamado cauce de los Gordales.
Lugar multiusos donde los hubiera, Tablada se convirtió en pieza fundamental para el recreo de los sevillanos incluyéndose un sinfín de actividades lúdico-deportivas en sus terrenos.
Tras la constitución del Sevilla FC el 25 de enero de 1890, las instalaciones del hipódromo de Tablada se convirtieron en su primer campo de juego, teniendo el honor de acoger el 8 de marzo de 1890 la primera partida de football entre dos sociedades distintas y bajo las reglas de la Football Association.